La primera lectura está tomada del libro de Isaías 42,1-4.6-7. “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero,” nos dice. Lo mismo puede referirse al Siervo de Yahvé, que al pueblo de Israel como tal. Este pasaje de Isaías habla de la restauración del reino de Israel y se interpreta como que está hablando del Enviado de Dios, el que vendrá poseído del espíritu de Dios, “para que traiga justicia a las naciones”. El Señor lo escogió específicamente para traer la salvación: “Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas”. Es posible que, en otra interpretación, este texto sea una alusión a Ciro, emperador de los persas, los que conquistaron a los babilonios y liberaron a los israelitas del cautiverio. El espíritu de Dios le habría inspirado par
Carlos Ramos Mattei