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La alegría del Resucitado

Nos podemos imaginar los primeros discípulos celebrando el aniversario de la resurrección – un año más tarde, diez años más tarde… ¿Se detendrían ellos a meditar sobre los sufrimientos del Señor con todos sus detalles? No. Recordarían la alegría de la resurrección. Recordarían que él sigue con nosotros y nos acompaña y nos inspira a vivir la vida según el estilo de vida de un cristiano. Luego de cuarenta días de Cuaresma celebramos cuarenta días de Pascua. Es la idea. En Cuaresma nos preparamos para renovar nuestro bautismo y renovar nuestras promesas bautismales. Es como si nos volviéramos a bautizar. Y ahora es como un borrón y cuenta nueva, porque para eso nos redimió Cristo. Ahora se trata de celebrar. Desde toda la eternidad Dios nos destinó a la felicidad del Paraíso. Aun cuando Adán pecó, Dios decidió que se cumpliría lo que él había decidido desde siempre. Y es una feliz culpa, porque si no conociéramos la cuaresma, no sabríamos apreciar la Pascua. Si no pasamos por este val

Cuaresma 2009

¿Es la cuaresma solamente un tiempo de sacrificios? ¿Qué sentido tiene el ayuno y la penitencia? Primero digamos que sí, que es un tiempo de conversión, de abandono de una vida laxa y despreocupada y el recomienzo de la búsqueda de Dios en nuestras vidas. Así lo expresará el profeta Joel, “Dice el Señor todopoderoso: Convertíos a mí de todo corazón: con ayuno, con llanto, con luto” (Joel 2:12). Dios no necesita de los sacrificios de bueyes y de animales que se hacían en el templo. ¿Qué podía significar para Dios el sacrificio de un animal? ¿Qué mérito podía representar el sacrificio de una cabra o de una paloma? Más importante para Dios es lo que sucede dentro del corazón del ser humano. Por eso más le agradará a Dios un corazón contrito, que los sacrificios de animales, como en el salmo clásico del arrepentimiento del pecador, el salmo 50: “Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas. Mi sacrificio es un espíritu contrito…” Este tema queda aún más claro c

Miércoles de cenizas

Para bautizarse, hasta en el mar. La cuaresma se originó con el periodo de preparación de los catecúmenos que serían bautizados en las ceremonias de la vigilia pascual.

No hay evidencia de la duración exacta de este tiempo de preparación, aunque sí suponemos que la Pascua fue celebrada desde los primerísimos tiempos del cristianismo. Pareciera que sí se celebraba la Pascua, pero no se requería necesariamente el catecumenado. En el libro de los Hechos de los Apóstoles y en los mismos evangelios no se requiere ese tiempo de preparación. Así en Hechos: "Cree en el Señor Jesús y serás salvo" (Hechos 13:39; 16:30-32) y en el evangelio de San Juan: "Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida" (Juan 5:24). Probablemente bajo influencia de los discípulos de Juan Bautista, se incluyó la ceremonia del bautismo como rito de iniciación para los nuevos conversos. De ahí

San Valentín: El día de la amistad y el amor

El 14 de febrero celebramos el día de la amistad y el amor, con el aniversario del obispo mártir, San Valentín. (Con el nuevo calendario post Vaticano II, celebramos a los santos Cirilo y Metodio, pero eso es tema para otros comentarios.) Veamos cómo surgió esta conmemoración y cómo se asoció a los enamorados y a los que practican la verdadera amistad. En la tradición católica hay al menos tres San Valentín, todos ellos mártires, y todos se mencionan desde los primeros siglos asociados a la fecha del 14 de febrero. Uno de ellos es descrito como un sacerdote en Roma. Otro aparece como obispo de una ciudad en Italia. Del tercero sólo se sabe que sufrió el martirio junto a otros compañeros en África. Esto, con respecto a Roma y la fecha del 14 de febrero. Ya que Valentín era un nombre popular entre los romanos también hay un número de otros San Valentín en otras localidades del antiguo Imperio. Los primeros dos San Valentín sufrieron el martirio, pero en la ciudad de Roma, cerca de lo que

28 de enero, la Iglesia recuerda a Santo Tomás de Aquino

En el siglo XIII, en la época de Santo Tomás de Aquino, las obras de Aristóteles, que habían sido olvidadas desde la Antigüedad, comenzaron a estar disponibles de nuevo, sobre todo en los ambientes universitarios. Eran “lo último de la avenida” entre los estudiosos de la Universidad de París, donde Santo Tomás era profesor. Las traducciones al latín habían sido hechas en España a donde fueron traídas por los árabes de diversas partes del mundo. En aquel entonces estas obras ofrecían una nueva y excitante forma de ver el mundo. Muchos estudiantes entusiastas de Aristóteles lo adoptaron como una manera alterna de interpretar el cristianismo. La reacción de muchos cristianos, particularmente entre los intelectuales de entonces, fue denunciar Aristóteles como un enemigo de la fe cristiana. Hubo un segundo enfoque, de los que trataron de mantener la visión tradicional cristiana y la visión aristotélica una al lado de la otra en paralelo, sin ningún intento de reconciliar las dos. Esta maner

Hace 50 años, un día como hoy, SS Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II

El 25 de enero de 1959, al terminar la ceremonia de cierre del Octavario de oración por la Unidad de las Iglesias, en la basílica de San Pablo Extramuros, el Papa Juan XXIII anunció su intención de convocar el Concilio Vaticano II, ante un grupo de diecisiete Cardenales allí presentes. El que habían pocos presentes demuestra que los tomó a todos desprevenidos, de lo contrario, no hubiera faltado un solo cardenal de Roma. La ocasión del anuncio refleja las preocupaciones ecuménicas del Papa Juan. Dícese que en Francia en una ocasión informal en que conversaba con ministros de otras iglesias, les propuso una actividad conjunta como hermanos. Ellos objetaron: “Creemos cosas tan distintas,” le dijeron. A lo que él les contestó: “Para juntarnos no es necesario discutir ideas”. Pocos han llegado a entender el ecumenismo tan claramente. Ciertamente los “duros” de hoy día nunca podrán entender esto. (Ellos también dirán que los que traicionan su fe fomentando el ecumenismo son unos ilusos y un

Al rescate de los embriones descartados, adoptemos embriones congelados

Recientemente (12 de diciembre de 2008) el Vaticano produjo una instrucción sobre la bioética. Entre los temas que tocó el documento fue el de la fertilización in Vitro, que, de hecho, ya es una técnica rutinaria y dominada por los médicos y científicos. Curiosamente, una pareja de buenos católicos han revelado que ya han adoptado tres niños mediante la adopción de embriones descartados por el proceso de la fertilización in Vitro. Desde que comenzó esta técnica (antes hablaban de los bebés de probeta y creo que es lo mismo; por cierto, el primer bebé de probeta ya debe tener más de cuarenta años) la objeción del Vaticano giró alrededor del hecho que el proceso implica la creación de un número de embriones (=seres humanos) y que al final sólo uno se logra implantar y los demás se descartan como si fueran cáscaras de zanahorias que hay que echar al zafacón. Pero ahora resulta que los que se dedican a la producción de embriones in Vitro por su propia cuenta y sin que al Vaticano se le ocu