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La verdad no cambia... es cosa de comprender

Jesús ante Pilato Invito al lector a rumiar los siguientes párrafos.  Me parece que pasa lo siguiente. Con la experiencia y la reflexión vamos entendiendo mejor las verdades.   De primera intención pensamos: matar a un ser humano es algo terrible, horrible.  Entonces, un día nos encontramos con que alguien nos ataca con un machete y nos vemos obligados a defendernos… con lo que sea. No es que uno quiso matar. Es que en la circunstancia, en esa situación, fue necesario defenderse. Hubo que matar en defensa propia. Para salvar mi vida tuve que matar a otro. De todos modos quedo horrorizado y quedo afectado emocionalmente. Cierto, se justificó que yo matara. Pero me doy cuenta que es cierto, también, que es una verdad, eso que no se puede admitir que haya matanzas así porque sí.  Luego de esa experiencia veo que la verdad no ha cambiado, y también veo que en ocasiones hay excepciones a la regla. Hay momentos reales, en la realidad, en que hay excepciones que son necesarias.

Parece que estamos atollados

Los maestros manifestantes - con su ortografía de pueblo Ahora al mediodía se escuchan los que se manifiestan y gritan frente al Departamento del Trabajo. También se escuchan las bocinas de los autos que no pueden pasar – a la hora de ir a almorzar.  Hay quien sigue en una cápsula del tiempo, todavía están en los 1960 y 1970 cuando eran estudiantes y les dijeron que no podían confiar en ningún gobierno y que los trabajadores sólo pueden conseguir las cosas sacando pecho y con mollero. Hay quien sigue pensando que la relación entre pueblo y gobierno tiene que ser cosa de adversarios, sobre todo si el partido del gobierno se ve como un usurpador. Por eso hemos seguido repitiendo las elecciones de 1972 y 1976 cada cuatro años. Los temas siguen siendo iguales: “Con Fulano ganamos”; “Somos más, pa’ que tú lo sepas”, y así. Se eligen los presidentes de los comités municipales sin una sola mención de un programa de gobierno. Y hay regocijo cuando hay evidencia para atacar a los del

La parroquia como una comunidad

Ilustración genérica de la Internet. Nótese la preocupación con las vestimentas que confunden. Llegué unos minutos antes de que comenzara la misa, en la solemnidad de Pentecostés. El templo se fue llenando de feligreses y prácticamente se llenó completo. Diría que entre los asistentes el más joven tendría 55 años, con algunas excepciones entre los 30 y los 45.  Noté que habían unos velones dentro de envases de cristal rojo oscuro, o color granate, sobre el altar. Es que, idealmente, sobre el altar no se debe poner nada, por el sentido de su sacralidad.  De todos modos, el cristal granate era tan denso que no se podía saber si los velones estaban encendidos. Me imagino que compraron varios envases granates para velones que normalmente se usan para indicar la presencia del Santísimo.   Algo acertado fue la cruz procesional al lado del altar. Recuerda que la misa comienza con la procesión de entrada, igual que en la Vigilia Pascual. Y también fue acertado que sobre la cruz

La fe y la caridad

“La violencia nada engendra, sólo el amor es fecundo,” decía José Miguel Agrelot a través de su personaje, el profesor Pulula. Agrelot era mejor conocido en Puerto Rico por su personaje Don Cholito.  Me acordé de esto, que él decía a manera de un chiste sabio, cuando se me ocurrió que muchos cristianos hoy día todavía tienen la mentalidad del siglo 12. Piensan que ser cristiano es ser algo así como un cruzado, empeñado en una “santa cruzada”. Piensan que a los infieles y a los herejes (y todos los que no piensan como ellos) sólo hay un modo de tratarlos, a fuego y espada.  Uno se pregunta, ¿Cómo es que desde la fe cristiana se llega a la conclusión de que hay que hacer la guerra?  (También escribo esto hoy, cuando en Estados Unidos y Puerto Rico se conmemora el fin de la Segunda Guerra Mundial y todos los que murieron en el campo de batalla.) Es como decir, que para algunos cristianos, igual que para los fanáticos religiosos, no hay derecho a estar equivocado. Si uno se equi

El Concilio de Trento no fue tan "tridentino"

Resulta que el Concilio de Trento no fue tan "tridentino". Estuve leyendo el libro de John O'Malley sobre la historia de Trento y resulta muy interesante descubrir que los padres de ese concilio no fueron tan "tradicionalistas" como los nuestros hoy día.  En Trento los padres conciliares nunca decidieron por su voluntad y parecer. Tenían que seguir las directrices que le llegaban del papa, el emperador de Alemania, el rey de Francia o el rey de España. Las votaciones entonces no resultaban de una verdadera reflexión teológica, sino de un juego político de poderes. En ese sentido el Concilio Vaticano II fue un concilio más auténtico, quizás el más auténtico de la historia. El emperador Carlos V, por ejemplo, recomendó que se aboliera el celibato del clero, se le diera la comunión bajo ambas especies al pueblo y otras medidas parecidas. Pero en ese momento el papa Paulo IV, el papa Carafa, famoso por su carácter fuerte, odiaba a los alemanes y a los Habsbu

Las clases privilegiadas

Goya, Marqués de San Adrián Un marinero se pregunta, “¿A qué viene que el capitán de este barco tenga esos privilegios que él tiene?” Un soldado se pregunta, “¿El teniente es un muchachito que no sabe un pepino de la vida y me va a dar órdenes a mí, un veterano de dos guerras?” Esas dos preguntas tienen mucho sentido en una sociedad corrupta, en que los puestos de honor y privilegio se adquieren por recomendaciones y conexiones con los grandes del gobierno, de los que tienen el poder. Tienen mucho sentido para los que tienen que sufrir bajo la autoridad de mequetrefes, de incompetentes, que tienen esos puestos sólo por su apellido y su clase social. Qué no decir de las niñas engreídas de esa clase de los privilegiados. Hay un paralelo claro entre esta situación y la de los franceses bajo la aristocracia de los reyes como Luis 15. También se parece a la situación del imperio de Austria o de Rusia, antes de la Gran Guerra de 1914.   En una sociedad corrupta comen los corru

El entusiasmo por el marxismo

Marx con su hija Jenny von Westphalen Es cierto, la democracia es un sistema político y el capitalismo es un sistema económico. De igual manera… De la misma manera hay que reconocer que el totalitarismo no necesariamente va de la mano del socialismo o la justicia. Hay quien no quería, bajo ningún concepto, condenar los crímenes de Stalin, igual hoy con Fidel y con Maduro.   Sobre la ideología: el marxismo es una religión para muchos, cuando tercamente no quieren reconocer la realidad, como los que por sus prejuicios religiosos no quieren admitir la evolución de las especies.  Aun cuando el socialismo marxista ha fracasado luego de casi cien años de experimentos no lo quieren admitir. Es como cuando los católicos defienden al Vaticano a rajatabla, o cuando los nazis justificaban a Hitler.  La ciencia es una ideología, pero no es lo mismo imaginarse cosas que hacer experimentos, y examinar los resultados, aparte de imaginarse cosas.  Vamos a darle la espalda, en la medida