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Quinto domingo de cuaresma, ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del profeta Isaías 43:16-21. Es la misma lectura que Juan Bautista recordará en su predicación, que oímos en Adviento: “Abriré un camino por el desierto, ríos en el yermo…”, dice el Señor.   El pasaje de esta primera lectura también evoca lo que oiremos el próximo Domingo de Ramos, hasta las piedras cantarán las alabanzas de Dios, “me glorificarán las bestias del campo”; porque Dios realiza algo nuevo. En el pasado Dios llevó a su pueblo por el desierto y lo rescató del faraón y luego de todos los peligros del camino, hasta que llegaron a la tierra prometida. Ahora, sin embargo, el pueblo ha sido arrastrado al Destierro y no se sabe dónde está Dios. El pueblo se descubre esclavizado, atrapado por el pecado. Pues bien, anuncia Isaías, Dios ahora realiza algo nuevo. No hay que seguir pensando en el pasado, hay que mirar hacia el futuro. Será tan maravilloso lo que hace el Señor (abrirá caminos en el desierto, “ya está brota

Cuarto domingo de cuaresma, ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Josué 5:9ss. El pueblo de Israel, habiendo cruzado el Jordán, entran en la tierra prometida, Canaán. Allí cultivan la tierra y ya no necesitan el maná del cielo. Celebran la pascua, comiendo panes ázimos y espigas fritas. El tema de este domingo es la conversión, como en el pasaje del evangelio y la parábola del hijo pródigo que decide volver a casa.  Pero el enfoque de esta lectura es la celebración por haber finalmente llegado a casa. Nos invita a pensar este tema de la conversión, no desde la perspectiva del pecador y su miseria, sino la de la comunidad que celebra la llegada a casa.  El salmo responsorial corresponde al salmo 33:2ss. Como en domingos anteriores, eleva un canto de alabanza a Dios por el socorro que brinda. Dios se acuerda de los pobres y los necesitados y responde a los llamados de súplica. Dios socorro a los que lo necesitan y por eso hay que dar gracias y alabar a Dios. La segun

Tercer domingo de cuaresma, Ciclo C

La primera lectura para ese domingo está tomada del Éxodo, capítulo 3:1ss. Ahí se nos presenta a Moisés, que huyó de la corte del faraón y, se casó con Seforá, la hija del sacerdote Jetró en Madián, y se dedicó a pastorear los rebaños de su suegro.  Yendo así con los rebaños, llevando a sus animales por rutas ancestrales de consumo de pasto, llegó a la falda del monte Horeb.  El pasaje entonces narra el episodio de la zarza ardiendo. Moisés ve allí una zarza que arde sin consumirse y se acerca para ver aquel prodigio. Una voz sale de la zarza; es Dios que le habla.  “Yo soy el Dios de tus padres,” oye Moisés. El Señor le dice que ha visto la opresión del pueblo hebreo en Egipto y va a bajar para librarlos y llevarlos a una tierra fértil, espaciosa, que mana leche y miel. Moisés se ofrece espontáneamente para llevar este mensaje a sus hermanos hebreos en Egipto. Pero, ¿cuál es el nombre de Dios? Dios le responde, “‘Soy el que soy’. Esto dirás a los israelitas: ‘Yo-soy’ me

Segundo domingo de cuaresma, Ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Génesis capítulo 15:5ss. Dios le muestra a Abrahán el firmamento estrellado y le dice que su descendencia será tan numerosa como todas esas estrellas. El texto dice, de esta manera, que los hebreos tienen pasado, y guardar la memoria de ese pasado equivale a tener identidad. Son todos “hijos” de Abrahán. “Mi padre fue un arameo errante,” escuchamos en la lectura del domingo pasado. Tres elementos constitutivos de la identidad del pueblo hebreo (no soy experto) serán la descendencia de Abrahán, la circuncisión, y más tarde, el templo. La Escritura, los libros sagrados, sustituyeron luego al templo y al territorio nacional. Y en esta lectura Dios también le muestra a Abrahán la Tierra Prometida, o tierra de la promesa de Dios. Dios se compromete a permitir que esta tierra de Canaán sea la patria de los hebreos. Los descendientes del patriarca podrán ir errantes por el desierto, pero tendrán una casa a donde llegar fin