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Domingo 23, Tiempo Ordinario, Ciclo B

Nicolás Poussin, siglo 17 La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Isaías 35,4-7a. “Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis»,” comienza el pasaje de la lectura de hoy. En medio de la desgracia del cautiverio babilonio el profeta anima al pueblo a no perder la fe y la esperanza.  Los contratiempos suelen venir en tandas y a veces se nos acumulan. Uno termina en el fracaso, derrotado. Así estaba el pueblo de Israel, humillado. Los babilonios abusaban de ellos, los maltrataban. Los israelitas eran como los esclavos en las islas del Caribe, vistos como salvajes de otras tierras cuyos dioses eran superstición. Entonces el profeta anuncia la liberación. Dios sabe de nuestras dificultades y vendrá en nuestro auxilio. “Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona,” dice.  En ese contexto es que ubicamos la vida y hechos de Jesús. Dios mismo ha venido. Y ha venido en persona para “darnos la mano”.  Vale citar el resto del

Domingo 22, Tiempo Ordinario, ciclo B

Obra original en un  blog  sobre hipocresía; texto traducido en versión mía. La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Deuteronomio 4,1-2.6-8. Al final del capítulo anterior, el pueblo de Israel va a cruzar el río Jordán y entrar a los territorios de Canaán.  Los israelitas cruzando el Jordán Dios le reveló a Moisés que no podría pasar con ellos como castigo al pueblo, por haber dudado de Dios en desierto. Moisés se despide del pueblo como un padre que se despide de sus hijos. Ese es el contexto del comienzo del capítulo 4°, que corresponde a la lectura de hoy. Paréntesis Uno puede preguntarse cuál es la lógica de que Moisés sea castigado por pecados que él no cometió. Es que, en la mentalidad de los antiguos, el rey era responsable de los pecados del pueblo, igual que el pueblo también pagaba por los pecados del rey. Está el caso del adulterio del rey David y el asesinato del esposo de su concubina, para después terminar casándose con ella. El pu

Domingo 21, Tiempo Ordinario, ciclo B

La primera lectura para este domingo está tomada del Libro de Josué 24,1-2a.15-17.18b. “Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir,” le dice Josué al pueblo. Y les ofrece otras dos alternativas, la de los dioses cananeos del país en que están, y la de los dioses a los “que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates”. Pero el pueblo responde unánimemente, “¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros!”. Y al igual que otras tantas veces se repite una síntesis de la historia de Israel. Dios los rescató de Egipto y los acompañó con grandes prodigios hasta llegar al punto donde estaban. Todos ellos reconocen al Señor y se comprometen a servirle, en una especie de ceremonia de compromisos. Josué cruza el Jordán con los israelíes. Los  israelíes  vagaron por el desierto por cuarenta años después de su salida de Egipto, al punto que Moisés murió sin pisar la Tierra Prometida. Luego de la muerte de Moisés, Jos