Ir al contenido principal

Entradas

Domingo 15, Tiempo Ordinario Ciclo C

En el evangelio de hoy escuchamos la parábola del buen samaritano. Jesús presenta esta parábola para ilustrar el concepto del amor al prójimo. Para los judíos de la época de Jesús los samaritanos eran extranjeros. "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó…" Jesús no especifica si el que fue asaltado era judío. Pero el punto es, evidentemente, que el prójimo puede ser cualquiera que necesite de nosotros. Y no necesitamos una ley que nos diga qué tenemos que hacer. Esto ya lo vemos en la primera lectura de hoy. La primera lectura está tomada del Deuteronomio. "El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca," nos dice. La maldad no es algo que habita en el corazón del ser humano –hombres o mujeres–; en el corazón está "la ley de Dios". Nadie en su sano juicio niega el sentido positivo, el valor, de ser una persona decente.  Porque la ley de Dios está inscrita en nuestro corazón desde el nacer, por eso los gentiles y los paganos también

Domingo 14, Tiempo Ordinario, Ciclo C

Duccio di Buoninsegna, siglo 15 En el evangelio de hoy Jesús designa a 72 discípulos para que vayan a las aldeas de Galilea y anuncien que el Reino de Dios está cerca. Les dice que vayan de dos en dos. Al ir a la Biblia de Jerusalén para ver este pasaje, uno descubre que es algo así como una repetición de Lucas 9,1ss. Ahí se nota algo así como las costuras de la composición original del evangelio. Es posible que Lucas, o el compilador, se encontró con dos versiones recibidas en la tradición de las primeras comunidades. Propongo esto sin ser especialista y sin haber consultado la literatura. Cuando Lucas —o el copista posterior— se encontró con dos versiones de igual prestigio, posiblemente decidió dejarlas las dos «por si, o por no», como dicen en el campo. El hecho que son básicamente el mismo cuento en dos versiones con pequeñas variaciones le presta credibilidad a la narración. Dicho eso, podemos ahora reflexionar. Nótese que lo mismo en el capítulo 9 (Jesús envía los «a

Domingo13del Tiempo Ordinario, Ciclo C

En la primera lectura de hoy encontramos la vocación de Eliseo, a quien el profeta Elías va a buscar al campo para convertirlo en profeta, siguiendo una comunicación de Dios. De esta manera se sienta el tono, el tema, de las lecturas para hoy: el tema de la vocación. En la visión tradicional de estas lecturas, la referencia a la vocación siempre remite a la vida consagrada de los monjes y las monjas, y a la vocación sacerdotal. En ese contexto veamos lo que nos proponen las lecturas, intentando «escuchar» como las escucharon los interlocutores en su momento.  Cuando hablamos de los «discípulos y seguidores» de Jesús, nos referimos a dos grupos. Hasta podríamos hablar de varios grupos que seguían a Jesús porque creían en él y creían en su predicación, que el Reino de Dios ya está con nosotros.  Obviamente, esto no lo propongo por cuenta propia, sino por lo que nos dicen los entendidos, los expertos. Estaba el grupo de los Doce, de los más allegados. No necesariamente era

Domingo del Cuerpo de Cristo

Como en otras ocasiones pongo esta ilustración para asociarla al tema de la adoración al Santísimo.  El cuerpo de Cristo somos todos, cuerpo místico de Cristo.  Al compartir el pan, la hostia, la sagrada forma, en ese momento de la misa conformamos entre todos la comunión de todos como grupo, que es a la vez comunión con Cristo. Así decimos que Cristo está presente como comida al partir el pan.  Esa es la dimensión de la palabra comunión, comulgar. Dirá San Pablo, «La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan.» (I Cor. 10,16-17) Desde los primeros tiempos del cristianismo "eucaristía" era el nombre para la acción de gracias que la asamblea celebraba -no la celebración de un celebrante que no necesita asamblea, como sucedía antes del Concilio Vaticano II-. En los primer

Domingo de la Santísima Trinidad

Según una enciclopedia católica online ( aciprensa ) no es hasta comienzos del siglo 20 que se oficializó la celebración de la solemnidad de la Santísima Trinidad. Desde comienzos del milenio anterior (año mil en adelante) hubo un movimiento para que se celebrara esta solemnidad, pero fue un movimiento disperso y limitado. Según nos dice la citada enciclopedia, «el obispo Stephen de Lieja (903-20)» compuso el conjunto de lecturas y cánticos para el día. Pero fue un caso aislado.  El papa Alejando II en el primer siglo del milenio rechazó la propuesta de celebrar esta fiesta o solemnidad el domingo después de Pentecostés. Según indica la enciclopedia, «rehusó una petición para una fiesta especial bajo el alegato que tal fiesta no era costumbre en la Iglesia Romana, la cual honraba diariamente a la Santísima Trinidad con el Gloria, Patri, etc.; pero no prohibió la celebración donde ya existía». Algo a notar es la representación de la Santísima Trinidad en el arte, a difere

Pentecostés -- 2019

En el evangelio de San Juan 3,8 Jesús le dice a Nicodemo: «El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.» El Espíritu de Dios se posa sobre cualquiera. No se puede anticipar cómo soplará el viento; tampoco se puede entender cómo actúa el Espíritu de Dios.  Esto es algo desazonador para los administradores ansiosos de mantener un control total desde las oficinas centrales. Así, antes del Concilio Vaticano II cada gesto del sacerdote durante la misa, cada palabra, cada detalle de las vestimentas, estaba rígidamente establecido. El ritual recordaba los encantamientos. Si te equivocabas en algún detalle, como en las recetas de cocina, se echaba a perder la ceremonia, el resultado. Si no decías las palabras exactas, no se daba el milagro. En 1965 Ponce tuvo su segundo obispo puertorriqueño, algo nuevo para aquel entonces. Pero Monseñor Fremiot Torres Oliver no resultó como algunos esperaban. Confundi

Domingo de la Ascensión

Jesús vive. Está vivo, ahora, con su cuerpo, como lo vieron sus discípulos que comieron con él. Comieron con él: él también comió. Tomás le puso el dedo en la llaga. Que era Jesús resucitado, ahí está el testimonio de María Magdalena y sus compañeras, de Pedro y los demás.  El Jesús resucitado no es un símbolo, ni una idea o fantasía. Jesús vive, como cuerpo resucitado, Dios encarnado y resucitado en la carne. Tradicionalmente se dice que en las iglesias orientales les resulta difícil visualizar el aspecto humano de Jesús. Nikos Kazantzakis se dirigió a ese público de Oriente con su novela de 1955, «La última tentación de Cristo». En 1988 Martin Scorsese la convirtió en producción cinematográfica y provocó mucho que decir. Como sucede a menudo hubo mucha gente opinando sin haber visto el film, ni haber leído la novela. En Europa y en Occidente no hemos tenido tanto problema con la humanidad de Cristo, pero nos cuesta trabajo aceptarla, sobre todo cuando llegamos a los pe