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Domingo 5° del Tiempo Ordinario. Ciclo A

  Las lecturas de este domingo nos presentan la vocación del cristiano: ser luz del mundo Ya desde la primera lectura (Isaías 58, 7-10) se nos exhorta por boca del profeta: "Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora". Más adelante, repite: "…cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía". Nótese que ya siglos antes de Jesús la fe judía reconocía (por boca de profetas como Isaías, entre otros) que la fe se vive. La fe es una vivencia, más que una doctrina. Puedes vivir obsesionado con el tema del aborto y eso no te hace un buen cristiano. Es lo que Jesús vino a confirmar, como lo veremos en los evangelios. Este tema lo encontramos de nuevo en el salmo interleccional  (salmo 111,4-5.6-7.8a.9 ) : "En las tinieblas brilla como una luz el que es justo

Domingo 4° del Tiempo Ordinario, Ciclo A

  En el evangelio de hoy Jesús predica las Bienaventuranzas. En la primera lectura de hoy (tomada del profeta Sofonías 2,3;3,12-13) se alaba al resto fiel de Israel, que vive con espíritu sencillo y transparente en fidelidad a Dios.  En este pasaje del profeta Sofonías encontramos la idea de los anowim , de los pobres que no son pobres por una falta moral (pereza, pocas ganas de trabajar; dominados por resentimiento contra los patronos). Los anowim  son pobres que viven en las privaciones a pesar de ser personas normales, decentes. Son los oprimidos por culpa de situaciones y personas que ellos no controlan, son víctimas de la maldad, el egoísmo, el miedo a perder lo que tienen de parte de los patronos y los más acomodados. (Ver las notas al calce de la Biblia de Jerusalén a este pasaje de la primera de lectura de hoy.) Los anowim  son los israelitas que aceptan como Job, lo q ue Dios manda. Son personas de alma sencilla. En el salmo responsorial alabamos a Dios que protege al huérfan

Domingo 3° del Tiempo Ordinario, Ciclo A

  El tema de hoy es el comienzo del ministerio de Jesús. "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande," nos dice el profeta Isaías en la primera lectura. El evangelio repite esta proclamación, ahora referida a Jesús.  Al enterarse de que Juan fue arrestado los discípulos de Juan se dispersaron, como es natural. Jesús se retiró al territorio de la "Galilea de los gentiles", como la llama Isaías en la primera lectura, el territorio de Zabulón y Neftalí, que ya para tiempos de Isaías no era reconocido como territorio hebreo. Podemos conjeturar de todos modos que siempre quedaron israelitas allí hasta tiempos de Jesús.  "El pueblo que caminaba en tinieblas" entonces serían los israelitas, que ahora ven la profecía cumplida, la gran luz que les llega en la persona de Jesús que sale a reclutar sus primeros seguidores. Para nosotros eso también aplica a nosotros. La segunda de lectura de este domingo también nos habla en estos días en que celebramos el

Octavario por la unidad entre los cristianos

  La señal del Reino de Dios entre nosotros es el amor entre los cristianos. La señal de nuestra fe es el amor entre los hermanos. A Dios no lo vemos, pero al hermano sí lo vemos. Con los ojos de la fe encontramos a Dios en los hermanos. No basta con decir, «Mi verdad es la verdad verdadera». Obras son amores y no buenas razones. No basta con tener la verdad. Es más importante demostrar la verdad con las obras, con los gestos y los hechos concretos.  Fue un gran absurdo cuando los cristianos se persiguieron entre sí a nombre de su propia interpretación de la fe. Es que las interpretaciones son inevitables, como en el ejemplo siguiente. Uno le dice a un niño que dibuje la letra «A». Cada uno dibujará la misma letra, pero con su propio estilo. Algo parecido encontramos si le decimos al niño que dibuje un árbol. Cada niño dibujará un mismo árbol, aunque nunca de manera idéntica. Lo mismo sucede con nuestra experiencia de fe. Cada uno pasa por su propia experiencia, pero luego la expresa

Domingo 2° del Tiempo Ordinario, Ciclo A

 En el evangelio de hoy el Bautista anuncia a Jesús como el Mesías La primera lectura de hoy corresponde a Isaías 49,3.5-6. «Me dijo el Señor: “Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré”» .  Dios anuncia por boca del profeta la restauración del reino de Israel que desde el 720 antes de Cristo había desaparecido. Los primeros cristianos vieron en anuncios como este la profecía del Mesías que vendría a poner todo en orden con la restauración de Israel. Eran profecías que anticipaban la persona de Jesús. Dios formó a Jesús desde el vientre para que fuese el que reuniera a los israelitas dispersos, trayéndolos del exilio, como se anuncia en este texto de Isaías. Más aun, dice Dios en el texto, «Es poco que seas mi siervo para…traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».  Jesús será —es— el Mesías, el Enviado que viene, que vino, para anunciar la Salvación a todas las naciones.  El

Solemnidad del Bautismo del Señor

  Este domingo reitera, repite, reafirma el tema de la Epifanía, de la revelación de Jesús como Dios con cuerpo humano entre nosotros. Tradicionalmente es una celebración que se reitera o desdobla en tres episodios de los evangelios: las bodas de Caná en que Jesús dijo algo así como "que siga la fiesta" y al convertir el agua en vino nos dejó saber quién era; la adoración de los Magos que de todas las naciones vinieron a reconocerle como el Enviado; el bautismo en el Jordán en que se oyó la voz diciendo "Este es mi hijo amado". En la ilustración se incluyen las citas de los evangelios: "Con esto dio Jesús inicio a los signos [de su misión]" (Juan 2,11); "Al ver la estrella se llenaron de alegría" (Mateo 2,10); "Fue bautizado por Juan" (Marcos 1,9).  Invito a ver mis apuntes del 2020 , igual que los del 2008 . 

Epifanía 2023

  Con la epifanía celebramos la adoración de los Magos. El ciclo de Navidad —25 de diciembre, Año Nuevo, 6 de enero, la Candelaria del 2 de febrero— gira todo en torno al símbolo de la luz que ilumina las tinieblas en el hecho concreto de Jesús, Dios revelado a nosotros en el niño nacido de María, Santa Madre de Dios. En el niño adoramos con los Magos y los pastores a Dios con nosotros, Dios entre nosotros en materialidad humana.  El origen de este ciclo deriva del hecho astronómico de la medianoche del año solar, cuando se da la noche más larga del año. Desde tiempos remotos, desde unos diez mil años atrás, nos podemos imaginar a nuestros antepasados que notaban el alargar de las noches y el acortar de las horas del día, desde finales del verano. Todos los años se sentirían en peligro. Las noches se hacían cada vez más largas. ¿Y si esta vez sí que desaparecía la luz y sobrevenía una oscuridad eterna? Está el caso de los aztecas que hacían sacrificios humanos con tal de que no termin