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Domingo de Ramos, Ciclo A

  Hoy recordamos la entrada de Jesús a Jerusalén. En el evangelio escuchamos el relato completo de la Pasión. Para la procesión con Ramos con que se inicia la acción litúrgica comunitaria de hoy se lee un primer evangelio de Mateo 21,1-11, la narración de cómo Jesús manda a los discípulos a buscar una borrica con su pollino (notar en la ilustración el pollino que sigue a su mamá, la borrica). Jesús se monta y hace su entrada triunfal en Jerusalén. Así se cumplen las palabras del profeta Isaías (62,11), «Decid a la hija de Sion: "Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica"». Si uno busca el pasaje de Isaías ve que el profeta anuncia el día de la salvación y la restauración del reino de Israel.  Litúrgicamente podemos visualizar el misterio de Jesús como Dios que transforma la Jerusalén terrenal en Jerusalén celestial para nosotros. Igual, podemos meditar que el Rey que llega luego va a ser crucificado, sin que por ello la profecía haya dejado de cumplirse.

5° Domingo de Cuaresma, Ciclo A

  En el evangelio de este domingo se presenta la resurrección de Lázaro El tema de este domingo es el de la resurrección. En la primera lectura  de Ezequiel 37,12-14 Dios transporta al profeta a un valle lleno de huesos. –¿Podrán estos huesos revivir? –le pregunta Dios al profeta. Y entonces los huesos comienzan a llenarse de músculo, tendones, piel. Dios hace revivir a los muertos. En ese contexto se ubican las líneas de esta primera lectura: "Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel."  Esta visión profética refiere a la restauración (resurrección) del reino de Israel, que fue borrado de la faz de la tierra cuando los sirios decidieron exterminar al pueblo israelita. En esa misma tragedia nacional es que se ubica la predicación de Jesús como el pastor que viene a reunir a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.  Pero los cristianos también interpretaron estos relatos en términos del nuevo pueblo de Dios. Yahvé

La idolatría

  En estos días de Cuaresma y Semana Santa salta a la vista la devoción de los católicos que se expresa ante diversas imágenes que evocan la Pasión y muerte de Jesús. En particular —a la vista de los hermanos separados, como los evangélicos— llama la atención la práctica de la devoción ante figuras como la Dolorosa y las escenas del Vía Crucis.  Para los que toman la Biblia al pie de la letra, eso es idolatría.  En estos párrafos invito a detenernos sobre este tema.  Al conversar con alguien sobre temas como este de la idolatría a veces no esperamos a que el otro termine de hablar para interrumpirlo y tratar de argumentar como si los argumentos fueran palos para darle por la cabeza al otro. Entonces el otro responde y uno no escucha. Uno sigue pensando qué es lo próximo que uno va a decirle; otra vez, como si los argumentos fuesen pistoletazos en una contienda.  Veamos esto sin ánimo apasionado. Pongamos entre paréntesis nuestras convicciones personales para examinar el asunto con un e

4° Domingo de Cuaresma, Ciclo A

  En el evangelio de hoy Jesús cura a un ciego de nacimiento. Necesitamos que Jesús cure nuestras cegueras. En la primera lectura (1 Samuel 16,1b.6-7.10-13a) Dios lleva a Samuel para que unja a David como rey de Israel. Al momento que es ungido, el Espíritu de Dios vino sobre David desde aquel día en adelante.  Podemos pensar varias cosas sobre esta lectura en relación al evangelio de hoy.  Primero, que David fue llamado por Dios. Él andaba por el monte cuidando los rebaños y allá hubo que irlo a buscar para ser ungido.  De la misma manera Jesús en cuanto humano fue destinado a su misión desde toda la eternidad, y así en cuanto humano también el Espíritu de Dios vino sobre él al momento de ser bautizado en el Jordán. Al salir a anunciar el Reino de Dios Jesús fue reconocido como alguien especial, lleno del Espíritu de Dios. El destino de Jesús fue ser el pastor que reuniera a las ovejas dispersas de Israel para volver a formar un nuevo pueblo de Dios. Jesús fue obediente al Padre hast

3er Domingo de cuaresma, Ciclo A

  En el evangelio de hoy Jesús se encuentra con una samaritana en el pozo de Sicar. El tema de hoy es el agua que da vida, que asociamos a la vida que Dios en Jesús nos ofrece. Este tema también recuerda el bautismo. En la primera lectura el pueblo de Israel en el desierto necesita agua. Sin agua, la vida no se sostiene. El agua es representativa de Dios: sin Dios, agua de vida eterna, la vida no se sostiene. En la segunda lectura, Pablo nos recuerda la salvación por la fe. Vivir la fe es tener a Dios como un surtidor de agua viva que salta a la vida eterna. En la tercera lectura Jesús le habla a una samaritana en el pozo del pueblo de Sicar. La samaritana es representativa de todos nosotros. Jesús nos habla del agua que da vida. En el 2020 preparé unos apuntes y reflexiones bastante largas sobre este domingo. Recomiendo leerlo por partes y no de un tirón. Pueden verse oprimiendo aquí . Unos años atrás también preparé una presentación en YouTube sobre los temas de las lecturas de este

2° Domingo de cuaresma, ciclo A

  El tema de este domingo es el de la transfiguración de Jesús. Para este domingo he preparado un vídeo de reflexiones en mi canal de YouTube que tiene el mismo nombre de este Blog, "Reflexiones de cristiano". Se puede ver en este enlace . Aparte de esos apuntes sobre las lecturas de este domingo propongo los siguientes párrafos para reflexionar también. La primera lectura nos presenta la vocación de Abrahán. "En ti serán bendecidas todas las familias de la tierra," le dice Dios a Abrahán. De la descendencia de Abrahán nacerá el pueblo de Israel y en el seno de Israel nacerá Jesús, el nuevo Adán, cuya descendencia espiritual somos los cristianos, el nuevo Pueblo de Dios. Abrahán tuvo fe en Dios y confiado en él fue obediente a su llamado.  En el salmo responsorial  imploramos la misericordia de Dios expresando nuestro respeto a su plan para con nosotros.  En la Segunda Lectura  San Pablo nos recuerda que Dios nos llamó desde toda la eternidad para ser salvos en Cri

1er Domingo de cuaresma, Ciclo A

  El tema de este domingo es el de las tentaciones de Jesús en el desierto.  La primera lectura de hoy presenta a Adán y Eva y su desobediencia al mandamiento de Dios (Génesis 2,7-9; 3,1-7). Este es el pecado original, el mismo de Lucifer: rebelarse contra lo que Dios dispone. Esto trae las consecuencias del castigo de Dios: la muerte, la debilidad humana frente a las tentaciones de Satanás. El diablo, envidioso de nosotros, se goza en hacernos caer y en alejarnos de Dios. De la misma manera que todos nos vemos tentados, Jesús también fue tentado. Pero Jesús no cayó en la tentación, sino que se mantuvo obediente a lo que Dios dispone, hasta la muerte.  En el triunfo de Jesús reconocemos que Dios siempre tuvo un plan de amor para nosotros, para rescatarnos de la muerte y el pecado.  Con el salmo responsorial reaccionamos a la primera lectura. Son versículos del salmo 50, expresando nuestro arrepentimiento por nuestros pecados. Entonces también expresamos nuestro sometimiento a la volun