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Mostrando las entradas con la etiqueta Semana Santa

Las tentaciones de Jesús (en Viernes Santo)

Gustave Doré,  Jesús abandona el Pretorio Al final de la cuaresma vale recordar el comienzo. En el primer domingo de cuaresma el evangelio nos refiere a las tentaciones de Jesús en el desierto. En cuanto hombre esas tentaciones de seguro acompañaron a Jesús durante toda su vida mortal. Con más razón estarían con él al momento de la Pasión y la crucifixión.  En el Jesús tentado somos todos tentados y por eso todos participamos en el triunfo de Jesús. Las tentaciones de Jesús son nuestras tentaciones también. Todavía más serio que el ser tentado por las debilidades del cuerpo, de nuestra biología, están las tentaciones al orgullo, la vanidad, la posibilidad de retar y cuestionar a Dios. La primera tentación de Jesús en el desierto fue la de convertir las piedras en pan, cuando sintió hambre. Sí, fue un asunto de sentir la debilidad del propio cuerpo. Pero el asunto representaba algo más complicado. Pienso que se trata del orgullo del poder, de la vanidad. “Yo puedo y t

La obediencia de Jesús ante la Pasión

Giotto, Entrada a Jerusalén Jesús, en cuanto hombre, no conoció a plenitud el designio del Padre – igual que nosotros. Sólo supo que su destino era ser signo de la Nueva Alianza, de la nueva misericordia del Padre. Intuyó que, como tal, le tocaba enfrentarse a la ira de los dirigentes religiosos del pueblo judío.  En cuanto hombre, quién sabe si Jesús se preguntó también si no era incompatible la dignidad de su divinidad con el sometimiento a aquellos imbéciles y tontos que planeaban arrestarle.  Quién sabe si también se preguntó, en cuanto hombre, cómo sería posible que él pudiese dar vista a los ciegos y poner a andar a lo cojos, expulsar demonios y resucitar muertos y sin embargo, no podría él escapar a la condena a muerte que parecía venirle encima. Después de las discusiones y encontronazos con los fariseos y los escribas y los dirigentes religiosos, estaba claro que la reconciliación con ellos era poco menos que imposible, si no es que ya era completamente inconce