En el evangelio de hoy Jesús condena a los ricos y los apegados a las cosas de este mundo. Los cristianos se distinguen por haber descubierto una sabiduría como lo que describe la primera lectura de hoy (Sabiduría 7,7-11): Supliqué y me fue dada la prudencia, invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos y a su lado en nada tuve la riqueza. No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro ante ella es un poco de arena La sabiduría que han descubierto los cristianos es más preciosa que el oro y más importante que cetros y tronos o que ser reyes y tener autoridad. Eso sí, que eso de tener sabiduría no se nos vaya a la cabeza y nos volvamos fariseos. Es lo que le sucede a más de un cristiano, a más de una cristiana. Si te engríes en tu sabiduría, entonces realmente no eres sabio. Si miras a los ignorantes y a los pecadores y a los de otras ideas con condescendencia (por encima del hombro) entonces no eres sabio; no piensas como cristiano a pesar
En el evangelio de hoy Jesús prohíbe el divorcio y dice que el Reino es de los que son como los niños. La primera lectura evoca el origen del matrimonio en la creación de Adán y Eva (Génesis 2,18-24). Dios crea los animales de la tierra y las aves del cielo y se los presenta a Adán para que les ponga nombre. Adán no encuentra un animal que le sirva de compañero y por eso Dios entonces crea a Eva de una costilla de Adán, de ahí la leyenda que los hombres tienen una costilla menos que las mujeres. Adán la ve y dice que ella es hueso de sus huesos y carne de su carne y el redactor del relato comenta, «Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne». El relato refleja la mentalidad patriarcal que fue el contexto del que salió esta narración. Los patriarcas tenían muchas mujeres, como Abrahán, Lot, Jacob, así. De la misma manera que tenían manadas de ovejas o de asnos, así también tenían su manada de mujeres. Las mujeres, igual que lo