Unos griegos piden ver a Jesús En el evangelio de hoy unos "griegos" (probablemente unos "helenistas", o judíos helenizados de la Diáspora) piden ver a Jesús. Pero entonces Jesús no se dirige a ellos, sino que dice, "Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado". Quién sabe (conjeturamos que) su espíritu está conturbado ante su inminente pasión y muerte. Más adelante dice, "Padre, glorifica tu nombre". Entonces se oyó una voz del cielo, nos dice el evangelio, "Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar". La multitud que estaba presente y oyó estas palabras, pensaba que era un trueno. Otros decían: "Le ha hablado un ángel". Podemos pensar que Jesús en cuanto humano tenía que sentir angustia y miedo ante lo que sabía que se le venía encima a causa de la hostilidad de sus enemigos, lo que lo llevaría al sufrimiento y la muerte. ¿Cómo se vería esto? ¿No se vería como un fracaso? ¿Se vería como un desac
No es responsabilidad del papa. Es cosa de todos. En cuaresma y Semana Santa muchos cristianos tornan su mirada a Dios. Sabemos que mirar a este mundo es también mirar en la dirección de Dios; es mirar lo que hay y mirar lo que podría haber según el plan de Dios. Vemos la belleza de la creación y vemos cómo nuestra actividad depredadora embarra esa belleza y en último término nos afecta a nosotros mismos. Necesitamos una revisión de vida en lo que tiene que ver con nuestra relación al medio ambiente. No estamos llevando bien nuestra relación con la madre naturaleza. Dios nos dio libertad y estamos usando esa libertad a la ciega, como si fuéramos unos topos ciegos metidos en las entrañas de la tierra sin darnos cuenta de las consecuencias de nuestra actividad. Últimamente caemos en cuenta de los espejismos que nos ciegan, como las imágenes de la buena vida de champán y tenis de diseñador. Últimamente caemos en cuenta que antes nos propusimos ideales de vida como ese, sin pensar en