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Mostrando las entradas de abril, 2010

Amo la Iglesia y por eso la critico

En el día de hoy salió un ensayo en la sección VOCES del periódico El Nuevo Día, de un fiel católico que defiende al Vaticano que ahora supuestamente está bajo asedio por la prensa. Pide que no le critiquen por querer a su madre (la Iglesia). En contestación al ensayo, he escrito el siguiente ensayo que he enviado al periódico. La foto es del cardenal Schönborn, de Viena, primado de Austria, mientras presidía una ceremonia penitencial celebrada recientemente, el Viernes Santo. “Critico la Iglesia porque la amo. Al presente, es como si mi madre hubiese cometido un gran crimen sexual (o cientos de crímenes sexuales) y no hubiese demostrado, ni arrepentimiento, ni propósito de enmienda. Esto es, hasta el presente, muy pocos obispos han pedido perdón en ceremonia pública por lo sucedido dentro de su diócesis. Y queda como un hecho que en su momento original ningún obispo expresó horror ante los crímenes sexuales descubiertos. “Hoy día, la Iglesia sólo ha reaccionado, de primera intención,

Los ataques a la Iglesia Católica

El Vaticano ha fallado estrepitosamente en el asunto del abuso sexual de niños y niñas por parte de los curas pedófilos. No ha sabido como responder de un modo cristiano a la situación. (1) En la pasada quincena estuvieron tratando de argumentar que la prensa hostil los tenía en la mirilla. Recuerda el mismo argumento que han utilizado tantos políticos y gobernantes como primera línea de defensa. El predicador del Vaticano llegó a la tontería de comparar las opiniones de la prensa internacional con una campaña antisemita. Más recientemente quieren argumentar que, después de todo, los curas son seres humanos y por tanto débiles y pecadores. No se dan cuenta que lo que está en juego es la Iglesia como tal, como institución. Es la institución la que no ha sabido responder de manera cristiana, la que se ha mostrado en toda su debilidad. (2) No he podido lograr que el periódico El Nuevo Día publique lo que son ya tres ensayos que les he enviado para la sección "Voces". Entre tanto

El camino de Jesús

Los primeros cristianos no adoraban la hostia. “Eucaristía” para ellos no era el nombre de una cosa, sino de una actividad, la reunión para expresar su cristianismo presente en su comunidad. Celebraban la presencia de Jesús entre ellos. Jesús estaba presente, igual que ahora, en el amor entre los hermanos, en la reunión en su nombre, en el pan de la Escritura y en el pan consagrado a través de la totalidad de la oración comunitaria. La predicación original de los discípulos no descansó en unos tratados de teología. Tampoco dependió de unos conceptos complicados de filosofía. No fue tan siquiera una predicación de ideas o de intentos de convencer sobre unas verdades. La predicación original presentó a Jesús mismo: su vida, la presentación del Reino de Dios, su entrega generosa de amor a los demás, la pasión, muerte y resurrección. La fe en Jesús implicó –implica- creer que el Reino de Dios ya está entre nosotros. El Reino ya está en la comunidad cristiana, en el amor entre los hermanos,