La lectura del evangelio de hoy nos invita a ser humildes. La primera lectura de hoy está tomada del libro de Sirac (Eclesiástico) y alaba la humildad. «Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así alcanzarás el favor del Señor», nos dice. Más adelante: «La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus raíces». El salmo responsorial (salmo 67) alaba a Dios, que preparó una casa para los pobres: «Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece». Cuando somos unos desamparados que Dios rescata y nos lleva a su casa, no tiene sentido ser orgullosos, sino agradecidos. La segunda lectura continúa con la carta a los Hebreos que venimos viendo desde hace varios domingos. Los cristianos no hemos tenido que sentirnos sobrecogidos con el fuego y el estruendo de la presencia de Dios en el monte Sinaí (como los israelitas cuando Moisés subió al monte para recibir la Ley), sino que Dios se nos ha mostrad...
Carlos Ramos Mattei