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Mostrando las entradas de agosto, 2015

Cuando los monjes viven mejor que los pobres

Hoy, al leer la hagiografía de Santo Domingo de Guzmán en El Testigo Fiel , se me ocurrió el siguiente diálogo en el tribunal de la inquisición en Venecia, en algún momento del siglo quince. –Verá usted. Cuando me siento más miserable y con más hambre y, mire usted, con más frío.... pienso en los ricos y en lo bueno que lo pasan. Pero entonces pienso cómo sería si yo fuera rico...  Entonces pienso en el cielo. Sí, en el cielo voy a vivir como rico. Pienso: la felicidad de los ricos es no tener que darle cuentas a nadie y comer lo que se les antoje. Es vestir con vestidos caros y elegantes y verse bellos. Todos los ricos se ven bellos de la manera que visten. Y tienen alguien que los bañe y les lave la cabeza y les ponga ungüento en la cabeza y por eso sus mujeres siempre se ven bellas. Los pobres siempre nos veremos andrajosos, apestosos, y con los pelos despeinados y “endurecidos”, apelmazados por la lluvia y el sol.  Los pobres somos felices a nuestro modo. No te

La misa tradicional y los manuscritos iluminados, una comparación

En tiempos del Renacimiento habría quien denunciara enérgicamente que se estaba olvidando la belleza de los manuscritos iluminados.  Resultaba más barato, y hasta más lucrativo, producir los libros en una imprenta, por cantidades. Más aún, los libros hechos a mano eran tan caros, que sólo la Iglesia y los grandes aristócratas podían comprarlos. Al poder imprimir libros en grandes cantidades, aun con ilustraciones y grabados,  cada libro se podía vender más barato, mucho más barato.   Producir un manuscrito iluminado era bien costoso. Había que mantener un equipo de escribanos durante varios años, más el costo de los pergaminos, del papel y la tinta. Y también, para llegar a ser un buen calígrafo se tomaban años. Si se ve el manuscrito iluminado como una obra de arte, entonces valía la pena.  Pero para el siglo quince había mucha curiosidad por la información que había en los libros. Había una demanda por los libros como objetos de lectura.   Entonces, no es lo mismo obt