Con la Navidad celebramos la encarnación, Dios hecho humano, que habita entre nosotros. No es un Dios lejano que no nos entienda. Es un Dios que pudo compartir con nosotros en todo lo humano con excepción, claro está, del pecado. El sabe lo que es la vida humana llena de bochinches y de intrigas y de seres con mala voluntad. Y también sabe de tanta gente buena que se encuentra sobre todo entre los pobres y marginados. Y también sabe lo que es no comprender el mundo y sus injusticias y clamar al Padre para que no nos abandone. A la vez el nacimiento de Jesús en Belén implica que Dios no nos abandona y a la misma vez, que nosotros no podemos entender bien los caminos de Dios. Pero lo importante es eso, que Dios nos acompaña siempre, por eso el Belén implica "Dios con nosotros". Podemos reflexionar sobre la fe de la Virgen y San José. Contemplando el Niño, tan frágil y tan humano, que lloró y también se sonrió desde el primer momento y de seguro se maravillaron pensand...
Carlos Ramos Mattei