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Mostrando las entradas de febrero, 2016

Tercer domingo de cuaresma, Ciclo C

La primera lectura para ese domingo está tomada del Éxodo, capítulo 3:1ss. Ahí se nos presenta a Moisés, que huyó de la corte del faraón y, se casó con Seforá, la hija del sacerdote Jetró en Madián, y se dedicó a pastorear los rebaños de su suegro.  Yendo así con los rebaños, llevando a sus animales por rutas ancestrales de consumo de pasto, llegó a la falda del monte Horeb.  El pasaje entonces narra el episodio de la zarza ardiendo. Moisés ve allí una zarza que arde sin consumirse y se acerca para ver aquel prodigio. Una voz sale de la zarza; es Dios que le habla.  “Yo soy el Dios de tus padres,” oye Moisés. El Señor le dice que ha visto la opresión del pueblo hebreo en Egipto y va a bajar para librarlos y llevarlos a una tierra fértil, espaciosa, que mana leche y miel. Moisés se ofrece espontáneamente para llevar este mensaje a sus hermanos hebreos en Egipto. Pero, ¿cuál es el nombre de Dios? Dios le responde, “‘Soy el que soy’. Esto dirás a los israelitas: ‘Yo-soy’ me

Segundo domingo de cuaresma, Ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Génesis capítulo 15:5ss. Dios le muestra a Abrahán el firmamento estrellado y le dice que su descendencia será tan numerosa como todas esas estrellas. El texto dice, de esta manera, que los hebreos tienen pasado, y guardar la memoria de ese pasado equivale a tener identidad. Son todos “hijos” de Abrahán. “Mi padre fue un arameo errante,” escuchamos en la lectura del domingo pasado. Tres elementos constitutivos de la identidad del pueblo hebreo (no soy experto) serán la descendencia de Abrahán, la circuncisión, y más tarde, el templo. La Escritura, los libros sagrados, sustituyeron luego al templo y al territorio nacional. Y en esta lectura Dios también le muestra a Abrahán la Tierra Prometida, o tierra de la promesa de Dios. Dios se compromete a permitir que esta tierra de Canaán sea la patria de los hebreos. Los descendientes del patriarca podrán ir errantes por el desierto, pero tendrán una casa a donde llegar fin

Primer domingo de cuaresma, ciclo C

Las tentaciones de Cristo -- mosaico del siglo 12, Basílica de San Marcos, Venecia El pasaje de la primera lectura en este primer domingo de cuaresma corresponde al libro del Deuteronomio 26:4-10. Se ubica en el momento que Moisés le habla al pueblo en vísperas de entrar a Canaán, la tierra prometida.  Moisés le recuerda al pueblo que son todos descendientes de un “arameo errante”, de un antepasado nómada. Ese antepasado fue Abrahán. Sus descendientes fueron Isaac y Jacob y sus doce hijos, de donde vienen las doce tribus de Israel (Jacob). Su Dios es el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, el Dios de Israel.  Moisés entonces le está diciendo a este pueblo que no olvide sus raíces, mucho menos olvide a su Dios. Porque ese Dios con su brazo poderoso los sacó de la esclavitud en Egipto y los trajo en peregrinación hasta el Jordán. Cuando Moisés le está diciendo estas cosas al pueblo, están en la orilla oriental del río, prestos a cruzar al lado occidental. Hasta hoy, como sabemos

Miércoles de cenizas

A continuación, unas reflexiones de uno que no es un experto. Pueden haber “herejías” y “desviaciones” e inexactitudes, malas interpretaciones y una variedad de puntos desenfocados.  Estos párrafos no son una predicación. No son una exposición de doctrina. Son un compartir. No están escritos mirando de frente al lector. Están dirigidos a observar y pensar con el lector. Son como un pensar en voz alta. La idea es meditar en oración sobre los puntos, los hitos, del año litúrgico, según vamos pasando por este camino. Pero a la manera de un cristiano que piensa críticamente, siempre dentro de la perspectiva de la fe, desde el eje en que estamos anclados, que es nuestra vida en Cristo. La cuaresma se originó con el periodo de preparación de los catecúmenos que serían bautizados en las ceremonias de la vigilia pascual. No hay evidencia de la duración exacta de este tiempo de preparación, aunque sí suponemos que la Pascua fue celebrada desde los primerísimos tiempos del cristianism