No sé si mis lectores han seguido otros blogs u otros comentarios como en el New York Times sobre la formación de unos nuevos ordinariatos para los anglicanos que quieran pasarse al catolicismo romano sin abandonar su tradición anglicana como tal. Recientemente me encontré una observación de que tal ofrecimiento del Vaticano confirma el misoginismo (hostilidad a las mujeres) y el prejuicio enraizado contra los homosexuales, análogo al prejuicio antisemita. El catolicismo romano invita a los anglicanos ultraconservadores a unirse a ellos, a partir del repudio del acceso de las mujeres y de los homosexuales al presbiterado. Valga notar también que el Vaticano no reconocerá las órdenes sagradas, ni de los sacerdotes, ni de los obispos anglicanos que se muden a los nuevos ordinariatos, cuando acepten la oferta de convertirse al catolicismo romano. Esto alegrará a todos aquellos que favorecen “la línea dura” de Roma, es decir, la mentalidad extremadamente tradicionalista, para quienes las ó...
Carlos Ramos Mattei