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Mostrando las entradas de octubre, 2009
No sé si mis lectores han seguido otros blogs u otros comentarios como en el New York Times sobre la formación de unos nuevos ordinariatos para los anglicanos que quieran pasarse al catolicismo romano sin abandonar su tradición anglicana como tal. Recientemente me encontré una observación de que tal ofrecimiento del Vaticano confirma el misoginismo (hostilidad a las mujeres) y el prejuicio enraizado contra los homosexuales, análogo al prejuicio antisemita. El catolicismo romano invita a los anglicanos ultraconservadores a unirse a ellos, a partir del repudio del acceso de las mujeres y de los homosexuales al presbiterado. Valga notar también que el Vaticano no reconocerá las órdenes sagradas, ni de los sacerdotes, ni de los obispos anglicanos que se muden a los nuevos ordinariatos, cuando acepten la oferta de convertirse al catolicismo romano. Esto alegrará a todos aquellos que favorecen “la línea dura” de Roma, es decir, la mentalidad extremadamente tradicionalista, para quienes las ó
En esta semana, el 20 de octubre, el Vaticano anunció la segunda prelatura personal creada de acuerdo al nuevo Derecho Canónico de 1983. La primera fue la del Opus Dei y al menos yo me preguntaba qué otras prelaturas personales pudieran haber. Una prelatura personal es como una diócesis “at large” bajo la jurisdicción directa de la Santa Sede. Es una diócesis sin territorio, al estilo de los llamados “ordinariatos castrenses” que comprende a todos los capellanes católicos del ejército, bajo un obispo designado para ellos, en cada nación. La nueva estructura canónica del “Ordinariato personal anglicano” será establecido mediante una constitución apostólica que será emitida próximamente. Se creó esta nueva prelatura personal anglicana para acoger a todos los anglicanos inconformes con la dirección liberal que ha asumido la comunión anglicana en las últimas décadas, al aceptar mujeres al sacerdocio y al episcopado, lo mismo que a homosexuales. Todas las comunidades anglicanas (parroquias

Volver al latín en la misa no tiene sentido.

1- Un argumento a favor del vernáculo, es que el latín divide la comunidad, antes que unirla. Crea una distancia entre el sacerdote y los feligreses y entre los feligreses entre sí, y hace del culto una acción de iniciados, o subraya las divisiones entre ricos y pobres, cultos e incultos, cosa que debe ser ajena al verdadero cristianismo. Esto es, 0. el que reza o “dice” la misa en latín es el sacerdote, con los feligreses actuando de espectadores pasivos, o de “clientes” de los sacerdotes; 1. luego están los que entienden el latín, que normalmente será sólo el sacerdote (hoy día podría suceder que tampoco el sacerdote entienda lo que “recita”) y alguna que otra persona más culta (algo poco probable); 2. entre el pueblo estarán los que están iniciados a la cultura clerical y entenderán más o menos lo que está sucediendo (lo que se dificulta más si el sacerdote está de espaldas al pueblo y además está masticando el lenguaje con algún acento extraño, como el del inglés o el alemán) y ést