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Mostrando las entradas de enero, 2016

Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Primera lectura La primera lectura de hoy está tomada del comienzo del libro del profeta Jeremías. En este pasaje Dios comisiona a Jeremías para anunciar lo que Dios le indique.  “Antes de que salieras del seno materno te consagré,” le dice el Señor. Igual que la Virgen, igual que el mismo Jesús, igual que cada uno de nosotros, Dios nos ha predestinado. Algunos, como Jeremías fueron consagrados desde el vientre materno, es decir, desde la misma concepción. Desde el mismo vientre materno ya Dios determinó que Jeremías sería su profeta, su mensajero. Nótese que “profeta” equivale a “mensajero”, “heraldo”, el que revela o anuncia lo que Dios quiere comunicarle a su pueblo. En algunos casos la “profecía”, el “anuncio” podía terminar vaticinando lo que llegaría a suceder. “Te nombré profeta de los gentiles,” dice. En este caso parece que no está hablando de que Jeremías anunciará lo que Dios quiere comunicar a los “paganos”, a los no judíos. El contexto en estos versícu

Domingo tercero del Tiempo Ordinario, Ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro  de Nehemías 8:2ss. Narra el momento en que el sacerdote Esdras convoca a los judíos para que escuchen la lectura de la Torá como pueblo atento al libro de la Ley. Como no habían micrófonos, aparentemente estacionaron varios levitas en lugares estratégicos para que leyeran la Torá a los que les estuviesen cerca. Este episodio marca el momento en que Judá pudo comenzar a recuperar la identidad perdida con el Cautiverio Babilonio. Aun antes de Cautiverio una buena parte de los israelitas y de los judíos fueron olvidando sus tradiciones, sus prácticas, su fe. Claro, no todos.  Como apuntado en otros domingos, el reino original de David se dividió en el Reino del norte (Israel) y el Reino del sur (Judá). El reino del norte retuvo el nombre de Israel porque incluyó a la mayoría de las tribus hebreas y fue más próspero. El reino del sur consistió en la tribu de Judá con su capital en Jerusalén.   El reino del norte suc

Domingo segundo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Paolo Veronese, Las bodas de Caná La primera lectura para este domingo está tomada del profeta Isaías, capítulo 62:1-5. El pasaje prolonga el tema de la epifanía anunciando los tiempos en que la Jerusalén (Sión) que fuera castigada por sus pecados será levantada de nuevo, perdonada y restaurada. “Los pueblos verán tu justicia y los reyes tu gloria,” proclama. Termina usando la imagen de la novia con su esposo: Dios se casará con Sión y en Jerusalén habrá alegría como la que siente una novia con su esposo. El salmo responsorial corresponde al salmo 95:1ss. Continúa en el ambiente de la alegría de la primera lectura. Es un canto de alabanza a Dios por las maravillas que ha realizado. Sigue el mismo patrón del cántico del Magnificat de la Virgen.  “Familias de los pueblos, aclamad al Señor,” reza uno de los versículos del salmo. Así entra en el escenario de la Epifanía también, al dirigirse a todos los pueblos para que sientan la misma alegría al reconocer (ver la revelació

Solemnidad del Bautismo del Señor

Dios ha hablado en la persona de su hijo. “Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo,” nos dice el pasaje de la epístola a Tito en uno de los textos usados para la segunda lectura de hoy. El Año Nuevo litúrgico comenzó el primer domingo de Adviento con el anuncio de los nuevos tiempos y el llamado al bautismo de conversión. La temporada litúrgica se cierra ahora con la revelación de la Salvación en la persona de Jesús al ser bautizado con agua y el Espíritu.  Dios nos habló desde el bautismo en el Jordán y esperamos su segunda llegada de nuevo, Dios de vuelta con nosotros. Con los primeros cristianos esperamos ese momento de gozo. — — — - Dios nos ha hablado a través de su revelación al pueblo hebreo, que lleg