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Mostrando las entradas de agosto, 2020

Domingo 22 Tiempo Ordinario, Ciclo A

  El tema de este domingo es el anuncio de la Pasión La primera lectura de hoy está tomada del profeta Jeremías 20,7-9. «Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir,» comienza diciendo el profeta en esta primera lectura del día. Anuncia la aplicación del evangelio de hoy a todo cristiano. Dios sale al encuentro de nosotros, nos busca. Responder al llamado de Dios a todos y cada uno de nosotros implica vivir en peligro.  Aunque uno no sea cristiano, vivir siempre es vivir en peligro. Sólo que los esquemas y estructuras de la civilización hacen que nos olvidemos de ese hecho, momentáneamente. Es como olvidar la necesidad de oxígeno en el diario vivir. Cuando el oxígeno hace falta, entonces nos damos cuenta de su importancia.  Mientras la civilización nos protege, se nos olvida que siempre estamos en riesgo de que al próximo instante aparezcan las consecuencias del peligro en medio del que vivimos. Eso hace que vivamos de espaldas al peligro en que se desenvuelve nuestra existencia.  El crist

Domingo 21 del tiempo ordinario, Ciclo A

  El tema de este domingo es la primacía de Pedro La primera lectura de hoy está tomada del profeta Isaías 22,19-23. El pasaje de esa primera lectura de hoy comienza diciendo, «Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: …llamaré a mi siervo, a Eliacín…Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá.» Según las notas al calce de la Biblia de Jerusalén es posible que Sobná fue un extranjero, un advenedizo que llegó a ser mayordomo de palacio del rey Ezequías. Isaías indica que Yahvé no lo reconoce y que será Eliacín el que será mayordomo. Una de las funciones del mayordomo (o administrador) era portar la llave con que abría y cerraba los almacenes y otros recintos del palacio. Sabemos, por cierto, que los egipcios tenían llaves y cerraduras, por lo que podemos conjeturar que se usaban en los palacios y lugares importantes en toda la región. La llave, o el manojo de llaves, no la portaba el mayordomo colgando del

Domingo 20, Tiempo Ordinario, Ciclo A

  Anónimo, comienzos del siglo 17 La primera lectura de hoy está tomada del profeta Isaías 56,1.6-7. Anuncia los tiempos mesiánicos: «mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria.» Por eso, porque la salvación de Dios ya llega, «Guardad el derecho, practicad la justicia». El día de la llegada del Señor será motivo de lamento para los malos, pero será motivo de alegría para los buenos. La salvación de Dios no es sólo para los judíos, sino que es para todos los pueblos. Los extranjeros que se han dado al Señor también, a ellos Dios los traerá a Jerusalén sobre su monte santo, el monte Sión, para servirle. «…los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.» En su intención original, es una especulación mía, el pasaje posiblemente se refiere al sometimiento de los pueblos extranjeros al reino futuro de David. Recordemos que la red

Domingo 19 del tiempo ordinario Ciclo A

  La primera lectura de hoy está tomada del Primer Libro de los Reyes 19,9a.11-13a. El pasaje corresponde al momento en que Elías, huyendo de la ira de Jezabel, la reina consorte del rey de Israel, está refugiado en una cueva, quizás asunto de un hueco entre las rocas.  Jezabel, la reina, dominaba del todo a Ajab, su esposo, el rey de Israel (el Reino del Norte). Siendo canaanita, promovió el culto a los baales y dio muerte a todos los profetas de Yahvé, excepto algunos, como Elías. Para demostrar el poder de Yahvé, Elías convocó a una especie de certamen con los sacerdotes de Baal. Vendrían todos a donde él, en el monte Carmelo y allí se prepararían dos sacrificios, uno para Baal y otro, para Yahvé. Invitó entonces a los sacerdotes de Baal a que invocasen fuego del cielo para encender su holocausto. No sucedió. Al atardecer Elías hasta echó agua sobre los pedazos de carne de su propio holocausto. Entonces llovió fuego del cielo y se encendió el sacrificio.  Al demostrarse que el verd