Antes de pasar a la lectura de estos apuntes pido al lector que considere la orientación de estas observaciones. No se trata de criticar, ni promover una agenda a favor o en contra de alguna ideología. Se trata más bien de un analizar a la luz de los principios del Concilio Vaticano II, de la orientación pastoral que se obtiene al reflexionar sobre las consecuencias de la lectura de los evangelios, algo que llegamos a captar sobre la marcha. Recientemente fui a misa a una parroquia en que apenas asistieron una treintena de personas, todas mayores de sesenta años. Uno podría pensar que dentro de poco esa parroquia se va a quedar sin feligreses. El celebrante fue un sacerdote relativamente joven de unos 24-28 años y por un momento pensé que estaría deprimido ante una situación así. Entonces pasó al frente para el sermón a partir de la fiesta de la solemnidad de este domingo. No fue homilía, porque homilía hubiera sido una meditación, un rezar a partir de los textos de las lec...
Carlos Ramos Mattei