El evangelio de hoy nos presenta la conversión de Zaqueo, el publicano. Jesús dice al final del evangelio, "El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido". Ya al final del año litúrgico, las lecturas de los domingos acentúan el tema de la urgencia propia del final de los tiempos. Si nos dijeran que tenemos sólo tres meses más de vida, todos los elementos de nuestra vida se reorganizan, se reubican. Lo que era importante antes, entonces pasa a segundo plano. Otras cosas se vuelven importantes. Es como el agua en el desierto y el agua en la vida diaria. O quizás, como el agua cuando Acueductos deja de proveerla después del huracán. Lo que antes no llamaba la atención (abrir el grifo y ya) entonces se nota por su ausencia. Cuando uno se va a morir el dinero ya no es importante. Por eso Zaqueo, que fue un sinvergüenza corrupto toda su vida, ahora se levanta en medio del banquete y le dice a Jesús, "Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a l...
Carlos Ramos Mattei