Los que quieren imponer leyes a nombre de la religión y promueven legislar la moral religiosa para imponerla a todos los ciudadanos recuerdan a los fariseos de tiempos de Jesús. En abstracto las cosas pueden verse en blanco y negro. Pero en concreto las cosas no se ven tan claras. La realidad es gris. «¿Porqué tus discípulos comen con las manos sucias?», le preguntaban los fariseos a Jesús (Mateo 15,2). El comentario fue ocasionado por una ocasión particular. De seguro que los discípulos se lavaban las manos por uso y costumbre. Pero en un momento dado estaban comiendo sin lavarse las manos, en violación de la ley de los fariseos. A los fariseos no les importaba la situación que justificaba la excepción a la regla. Hay ocasiones en que se justifica comer con las manos sucias. Hay ocasiones en que se justifica matar a una persona, qué remedio. Hay ocasiones en que se justifica violar la ley, qué remedio. Súmmum ius, summa iniustitia , dijo Cicerón. Si se aplica l...
Carlos Ramos Mattei