Ir al contenido principal

El populismo de izquierda no es la solución


Ser pobre no es una virtud, como sufrir no es una virtud. Nadie puede sentir que goza siendo pobre, ni que goza en medio del sufrimiento. 

Sólo un anormal, sólo un masoquista sería capaz de decir tal cosa.

Entre la gente normal, creo que sólo hay dos tipos de personas que pueden decir que ser pobre es bueno. 

1- Están los cristianos burgueses, acomodados, que no saben lo que dicen, ni lo que piensan, sobre esto de que ser pobre es bueno. Ningún pobre de verdad va a decir que le encanta su condición de pobreza. 

2- Y luego, en segundo lugar, están los pobres que sí llegan a decir tal cosa, pero que en realidad lo que dicen es que maldicen a los ricos. Nada más placentero para un pobre que poder decirle a los ricos que son pecadores y que son unos débiles miserables sólo por el hecho de ser ricos. En ese caso decir que “ser pobre es bueno” es una forma de envidia.

Por eso es que no tiene sentido promover unas reformas sociales que hagan que todo el mundo sea pobre, que el estándar de vida sea ser pobre. Esto, sobre todo si va acompañado con la anulación de las libertades civiles y el control de los medios de comunicación como la prensa y la TV.

Lo que realmente nos pretende decir Jesús en el Sermón de la Montaña, creo, es que no seamos altaneros, ni obsesionados con las riquezas. Aparte de eso, a cada uno le toca entender lo que es el sentido cristiano de la vida en términos de la sencillez que no se obsesiona con tener más y más. Porque no hay nada malo en tener, de por sí. Mucho menos se va a decir que es malo producir riqueza para “bregar” con nuestras necesidades de alimento, ropa, casa.

En época de Jesús tenía sentido pensar que la suegra de Pedro, una vez curada, debía ponerse a servir y atender a los “invitados”. También tenía sentido decir como San Pablo que las mujeres debían estar calladas en el culto y cubrirse la cabeza. Igual, tenía sentido decir que los esclavos se mantuvieran sometidos a sus amos.

Obviamente, no se puede aceptar ciegamente todo lo que aparece en la Escritura. De la misma manera habría que entender aquello de que hay que vender todo lo que uno tiene y repartírselo a los pobres. Hoy sabemos que no es asunto de regalar un pescado, sino de enseñar a pescar. 

Los pobres se benefician más de un empresario que levanta un negocio y emplea muchos trabajadores y abarata los costos y los precios de los productos, más que el que ese empresario reparta todo su dinero y se quede pobre él también. 

Rockefeller se hizo rico cuando se le ocurrió que podía refinar el petróleo y producir gas kerosén para que la gente cocinara y se alumbrara con lámparas. Muchos pobres que no tenían dinero para comprar velas podían comprar ese gas y alumbrarse por las noches. Todavía recuerdo en mi niñez cuando me mandaban a buscar gas al colmado y un galón se vendía por veinticinco centavos. Si eso era entonces, cuán más barato no sería a finales del siglo 19. También recuerdo a los campesinos del monte que cogían una botella de refresco y la llenaban de gas y le ponían un trapo en la boca y con eso hacían una “antorcha” con la que se alumbraban el camino cuando era necesario ir de una casa a la otra.

En comparación con aquel gas las velas, que se hacían a mano de forma artesanal, costaban demasiado caras como para que los pobres tan siquiera pudieran alumbrarse una vez en semana. Y Rockefeller pudo haberse conformado con eso; pero siguió explorando y encontrando otras aplicaciones para el petróleo. Lo mismo puede decirse de Henry Ford, que logró abaratar el costo de un auto mientras le aumentaba el sueldo a los trabajadores, de modo que se consideraba una gran suerte poder llegar a trabajar en las fábricas de Ford.

Nada de eso pudiera haber sucedido si Ford y Rockefeller le hubiesen donado todo su dinero a los pobres. La pobreza no se resuelve haciendo que todo el mundo sea pobre. El cristiano está llamado a ir más allá, a pensar cómo su fe alumbra nuevos y posibles caminos dentro de esta temática.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pablo, Marcos y Bernabé

Rafael Sanzio, San Pablo predicando en Atenas El 11 de junio se celebra la fiesta de San Bernabé. Se dice que Pablo pudo evangelizar a los gentiles "a través de la puerta que abrió Bernabé". Luego de su conversión, Pablo vino a Jerusalén, pero no fue bien recibido por los hermanos, que no se fiaban de él por haber sido perseguidor de cristianos. (Hechos 9:26–28) Bernabé fue el que buscó a Pablo y entró en conversación con él, desarrolló amistad con él, y lo trajo a la comunidad de los demás hermanos, consiguiendo que confiaran en él. Pablo, Bernabé y Juan Marcos se fueron juntos en un viaje de evangelización. Pero a mitad de camino Marcos se separó de ellos y se volvió. (Hechos 13:13) Los Hechos de los Apóstoles no dan la razón que hizo que Marcos retornara. Es posible que fuese algo completamente normal y explicable. Pero también pudo ser el resultado de un buen altercado con Pablo, que de seguro era bastante fogoso. En una ocasión más tarde Pablo y Bernabé...

Mandatos bíblicos inaceptables

  Dios guió al pueblo de Israel a la Tierra Prometida y allí les dio todo aquel territorio para que sacaran a todos los habitantes de allí y lo ocuparan y lo cultivaran y lo hicieran suyo. En Norteamérica, más de un cristiano anglosajón vio la toma de posesión de los territorios indios de la misma manera, al modo bíblico. Era la voluntad de Dios. Cuando los habitantes del territorio no se quitaban y resistían había que atacarlos y exterminarlos  por completo (Deuteronomio 2,34; 7,2; 13,16; 20,16; Josué 11,12). Cuando Dios ordena a Saúl que extermine a los amalecitas (1 Samuel 15,9ss) y Saúl no cumple, Dios le retira su favor. Hay otros ejemplos parecidos. Hay otros ejemplos de la destrucción completa de ciudades, además de otras costumbres bárbaras. Hay otras disposiciones repudiables para nosotros. Si entre los vencidos un israelita veía una mujer que le agradaba podía perdonarle la vida y retenerla para sí (Deuteronomio 21,10-13). Más tarde, si ya no le agradaba, podía despe...

Domingo 2 de Cuaresma, Ciclo C, año 2025

  El tema del evangelio de ese domingo es la transfiguración de Jesús El domingo pasado contemplamos a Jesús como ser humano en este mundo, que fue sometido a las tentaciones igual que nosotros. Fue tentado con el hambre (las necesidades biológicas), el orgullo (necesidades psicológicas) y la tentación de cuestionar o retar a Dios (tentaciones de lógica y teología, como preguntarse si Dios se acuerda de nosotros, cómo es que existe el mal). Esto último se implicó cuando el diablo le dijo que se tirara desde lo alto del templo, que en la Escritura está dispuesto que Dios enviará sus ángeles para protegerlo y Jesús le dijo que no se debe tentar a Dios. En todo eso se implica lo que debe ser la actitud de todo cristiano, que es la que Jesús nos presenta, la de confiar en Dios, en medio de la sobriedad (el manejo juicioso de nuestras necesidades biológicas) y la sencillez de un corazón que no es vanidoso ni engreído. Este domingo contemplamos a Jesús en su divinidad.  Igual que vi...