El evangelio de hoy continúa con el tema de la fe
El evangelio de hoy sigue la lectura continua con el evangelio del domingo pasado, cuando Jesús nos exhortó a tener una fe que mueve montañas.
En la primera lectura vemos al sirio Naamán, al que el profeta Eliseo mandó a bañarse en el Jordán para curar su lepra. Visto el asunto desde la mente del sirio, aquí estaba un supuesto vidente que en vez de hacerle un "trabajo" lo manda a bañarse en un río cualquiera. Como si en Siria no hubiesen ríos más grandes y más bonitos.
En el evangelio pasa algo parecido. Unos leprosos piden a Jesús que los cure y Jesús de lejos les grita que vayan a presentarse al sacerdote, que los encontraría curados.
Según la Ley un leproso que se curase tenía que ir al sacerdote para que lo reconociera como limpio, curado. Ir a presentarse a los sacerdotes implicaba viajar a Jerusalén, asunto de al menos un día, quizás más. Implicaba creerse limpio, de salida.
El evangelio subraya que sólo uno volvió a dar gloria a Dios y a darle gracias a Jesús, un samaritano. Recordar que el camino de vuelta también debió tomar al menos un día y después preguntar por dónde andaba Jesús. Los judíos y los samaritanos no podían verse, algo así como un racismo mutuo.
De lo anterior podemos pensar varias cosas. Una, que ilustra que el evangelio no es sólo para los judíos, sino para todos. Otra, que Jesús le dice, "Tu fe te ha salvado". Jesús salva con nuestra cooperación, con nuestra disposición.
Invito a ver mis comentarios sobre este domingo, del 2016 (pinchar).
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