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DOMINGO 3 - TIEMPO ORDINARIO - CICLO C

En el evangelio de hoy comenzamos la lectura del evangelio de San Lucas, desde el capítulo 1. Jesús inicia su misión en la sinagoga de Nazaret y proclama que se han cumplido las Escrituras.  De esta manera con el año litúrgico continuamos la celebración de nuestra salvación al recordar el momento en que Jesús comenzó su recorrido desde Galilea para darnos la Buena Noticia. La inauguración de la vida pública de Jesús en la sinagoga de Nazaret es ya la inauguración del Reino de Dios. Veamos el asunto como lo pudieron haber visto los que estaban allí y le escucharon leer las Escrituras. “Aquí está uno que todos conocemos y que nos dice que ya llegó la salvación, que se han cumplido las Escrituras,” pensarían. Recordar que es en la sinagoga de Nazaret, una aldea de una treintena de familias.  Pero si le damos fe a las narraciones de los evangelios, la noticia se regó y llegaron muchos a verle y escucharle. Llegó a tener tal importancia que en Jerusalén se sintieron obligados

Domingo 29, Tiempo Ordinario, ciclo B

La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Isaías 53,10-11. Son unos versículos del Canto al Siervo de Yahvé. “El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación,” nos dice. Por eso prolongará sus años y verá su descendencia. Es que, “lo que el Señor quiere prosperará por su mano”. El Canto al Siervo de Yahvé siempre ha intrigado. Quién sabe, pienso, si se entremezclaron, ya desde la primera producción del manuscrito, líneas de diversos contextos. Por un lado, dice que Dios quiso triturarlo y entregar su vida; por otro, si al Señor le parece le hará prosperar.  Que Dios es soberanamente libre para hacer lo que le parezca, eso es innegable. En la tardía Edad Media los escolásticos se plantearon esto mismo. ¿Quiénes somos para imponerle a Dios lo que tiene que hacer? No es posible obligar a Dios con nuestras oraciones y penitencias y cosas parecidas.  No es que uno puede llegar al cielo y obligar a Dios a darle a uno el boleto

Domingo 26, Tiempo Ordinario, ciclo B

La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Números 11, 25-29. El Señor baja en la nube para hablar con Moisés, que está en la Tienda de Reunión junto a setenta ancianos escogidos.  Paréntesis Los setenta ancianos eran los escogidos para ser jueces y sentarse y juzgar las doce tribus de Israel. El número 70 es un número simbólico que se repite en otros lugares de la Biblia. La nube representa la sombra del Altísimo, la fuerza de Dios que desciende e infunde su espíritu en los humanos. Tal fue el caso de I Samuel 10,6 (“Te invadirá entonces el espíritu de Yahveh”) en otros lugares, como en el caso de Josué también (Jueces 3,10). Es la nube del Altísimo que también desciende sobre la Virgen al momento de la Anunciación del ángel. El Señor entonces le infunde a los setenta ancianos algo del mismo espíritu de Moisés, de modo que ellos “se pusieron a profetizar en seguida”.  Paréntesis Pienso que la posesión por el espíritu de Dios es una señal para

Domingo 18, Tiempo Ordinario, Ciclo C

Primera Lectura Qohéleth (Eclesiastés) 1,2; 2,21-23. Vanidad de vanidades, todo es vanidad. En la traducción del pasaje para la lectura de hoy se cambia esta afirmación tradicional por “vaciedad sin sentido; todo es vaciedad”.  Hay quien trabaja y tiene que darle su porción de la cosecha al que no la ha trabajado, dice. En el contexto de aquel entonces se refiere a los campesinos que tenían que compartir la cosecha con los dueños de las tierras. Cuando uno suda de sol a sol y entonces ve que tiene que darle parte de lo que logra a otro que no hizo nada uno se puede preguntar, “¿A qué sirve pasar trabajo?”. ¿A qué sirve fatigarse? Uno trabaja de sol a sol y de noche no puede dormir de la preocupación. “¿Qué saca el hombre de todo su trabajo?” pregunta la lectura. Como en los otros domingos, la primera lectura se adapta al pasaje del evangelio del día. En este caso se trata del tema de la fatuidad de todo en este mundo. Nada es permanente. “Nadie se baña dos veces en u