La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Números 11, 25-29. El Señor baja en la nube para hablar con Moisés, que está en la Tienda de Reunión junto a setenta ancianos escogidos.
Paréntesis
Los setenta ancianos eran los escogidos para ser jueces y sentarse y juzgar las doce tribus de Israel. El número 70 es un número simbólico que se repite en otros lugares de la Biblia.
La nube representa la sombra del Altísimo, la fuerza de Dios que desciende e infunde su espíritu en los humanos. Tal fue el caso de I Samuel 10,6 (“Te invadirá entonces el espíritu de Yahveh”) en otros lugares, como en el caso de Josué también (Jueces 3,10). Es la nube del Altísimo que también desciende sobre la Virgen al momento de la Anunciación del ángel.
El Señor entonces le infunde a los setenta ancianos algo del mismo espíritu de Moisés, de modo que ellos “se pusieron a profetizar en seguida”.
Paréntesis
- Pienso que la posesión por el espíritu de Dios es una señal para que el pueblo los vea como personas con autoridad para juzgar. El espíritu de Dios está con ellos.
- La escena también recuerda los diferentes momentos en que el espíritu de Dios se posesiona de los cristianos, como en Hechos 11:15-17.
Entonces se da algo curioso. No eran todos los que estaban, ni estaban todos los que eran, como decimos a veces en Puerto Rico. Hubo dos de los setenta ancianos que no acudieron a la cita de reunión junto a Moisés en la Tienda. Pero de todos modos el espíritu de Dios se posó sobre ellos allá fuera de la Tienda: “el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento”.
Un muchacho fue corriendo a decírselo a Moisés. El ayudante de Moisés, que quizás era su secretario y mano derecha, reacciona de inmediato, “Señor mío, Moisés, prohíbeselo”. Pero Moisés, al contrario, se alegra por los dos sobre los que también se posó el espíritu. Dice, “¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!”
No le podemos poner trabas a Dios. A nosotros nos toca ser aviesos para reconocer las señales de la acción del Espíritu.
La mentalidad liberal de Moisés contrasta con la tendencia al regaño y al castigo en los que van a denunciar la supuesta anomalía. Pasó lo mismo con los apóstoles en la lectura del evangelio de hoy cuando se quejaron a Jesús de que había uno que expulsaba demonios en su nombre, sin autorización explícita.
El salmo responsorial canta los versículos del Salmo 18,8.10.12-13.14.
“La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma,” cantamos. Dios sabe lo que hace y nosotros no somos quién para preguntar la explicación de los planes de Dios. Baste descansar en el cumplimiento de los mandatos de la ley.
Pero ante Dios nadie es inocente.
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos [[tus mandamientos]] con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta.
Hemos pecado, hasta sin darnos cuenta, como el que va a exceso de velocidad sin percatarse.
Por eso, nuestro cántico del salmo responsorial de hoy termina con una oración.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado.
Cuando creemos que lo hacemos todo bien, ahí la arrogancia. El orgullo siempre es ciego, porque se basa en ideas y no en realidades. Así es como los gobernantes terminan engañados por los que tienen a su alrededor.
El “gran pecado” es por tanto, el orgullo. Es como darnos cuenta siempre de los defectos de otros sin percatarnos de nuestros propios defectos.
Estos versos del salmo responden a la primera lectura, a la indignación que sintió el secretario de Moisés, como si el favor de Dios fuese algo exclusivo de las élites. Sus ideas le cegaban. Cualquiera de nosotros pudo haber sido ese secretario.
La segunda lectura continúa la Carta del apóstol Santiago 5,1-6.
En el pasaje de hoy el apóstol despotrica contra los ricos que ahora están a punto de caer en desgracia: “llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado”.
Ahora ha llegado el tiempo final y los ricos tendrán que responder por su manera de vivir. “Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados,” dice. Esto es como decir que el tiempo va carcomiendo las riquezas y lo que era importante ayer no es tan importante hoy.
Por la idolatría del dinero es que los ricos cometen sus fechorías. Y esos delitos llegan ahora a oídos del Señor de los ejércitos. Porque unos ejércitos vienen a echar por tierra el orgullo de los ricos. “Os habéis cebado para el día de la matanza,” dice; “Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.”
De esta manera el apóstol Santiago reprocha la conducta impía de los ricos. Con tal de satisfacer su vientre; o su vanidad; con tal de evitar incomodidades; prestos a adorar el dios del dinero, cometen todo tipo de crímenes. Le roban del salario a los trabajadores, se desentienden de las consecuencias de sus actos (como legisladores puertorriqueños que no piensan al aprobar leyes) y como en Venezuela le dan más importancia a unas ideas, al partido político, que a las necesidades de…los necesitados.
Pero las ganancias, la ropa, la vajilla y el oro que guardan se llenan de herrumbre, de moho. Ese moho carcome como fuego lento que va devorando el material. Es lo que sucede con el espíritu de los ricos, que va siendo devorado, carcomido, como el moho en su trabajo lento sobre los metales o la polilla sobre los muebles.
Paréntesis
Como con el sexo, el placer del dinero de por sí no es malo, pensaría. Un machete se usa para cortar racimos de guineo y una cuchilla se usa para mondar una naranja dulce. La maldad llega en el contexto de la intención humana, en el tráfico y los quehaceres sociales. No es que uno sea malo. No es que lo que uno haga sea malo. Es el contexto social.
Alguien pregunta al candidato a juez, “¿No es cierto que se le ve a borracho en ocasiones, cuando se pasa de la raya en el trato con sus subalternas y sus secretarias?” El candidato contesta, “¿Usted no ha gustado de la cerveza alguna vez?” Pero beber y celebrar es normal. Lo que no es normal es excederse y comportarse como un cerdo. Es lo que se llama conducta civilizada.
En Grecia las fiestas de Dionisios eran carnavales en que se suspendía la conducta civilizada. Eran como tomarse vacaciones de la necesidad de ser correctos. Se hacía de manera oficial. Los romanos adoptaron esa tradición y las saturnales del solsticio de invierno anticipan nuestras fiestas navideñas. Pero una vez terminados los días de las dionisíacas y las saturnales, todos volvían a la conducta correcta. Sucede lo mismo con la conducta de gente nórdica en las playas españolas y luego cuando vuelven a casa.
Lo mismo podemos decir del orgullo. Sin amor propio, no hay vida sana, mentalmente estable. Tenemos una necesidad natural de sentirnos que valemos, de tener autoestima, esa palabra tan trillada en nuestro Departamento de educación. Y también está el orgullo vanidoso. Está la persona orgullosa de sí misma, sobre todo cuando es sin fundamento.
Es lo que sucedió con el secretario de Moisés. Es lo que sucede con los cristianos que critica el apóstol Santiago. Porque tienen un puesto, unos ropajes; porque viven como adinerados; sin darse cuenta se ven a sí mismos como capaces de juzgar a los demás. Son fariseos.
Un cristiano, sin querer, sin darse cuenta, puede llegar a alegrarse por la caída de otro. Es la actitud del inquisidor, que no se da cuenta de la contradicción entre su fe cristiana y su espíritu mezquino de venganza. Como decía la bisabuela de mi esposa, “Lengua no criticó aquello que no gustó”.
El evangelio de hoy continúa la lectura del evangelio de Marcos 9,38-43.45.47-48.
Le lectura de hoy continúa justo donde se quedó el domingo pasado. Es una intercalación de dichos, frases, cosas que dijo Jesús y que llegaron a Marcos con los cuentos, las tradiciones orales de los primeros cristianos. Como es natural estos cuentos circulaban de boca en boca.
En la lectura de hoy se entremezclan una narración de los cuentos que se contaban junto a una sentencia de Jesús, seguida de otras sentencias. La narración presenta al apóstol Juan, que se acerca a Jesús y le dice que hay un individuo que expulsa demonios en su nombre y que han tratado de impedírselo, “porque no es de los nuestros”.
Paréntesis
- Pienso (y no soy experto) que el tema de la expulsión de los demonios podría ser uno de los más antiguos en las narraciones que se transmitieron de Jesús. Podría ser que así fue que él se dio a conocer a los comienzos.
- Cuando Jesús le responde a Juan, como veremos, no hace referencia a la expulsión de los demonios, sino a la capacidad de hacer milagros. Esto puede ser indicativo de cómo se veían los milagros en aquel entonces, a la luz de la fe de aquel entonces.
Se sobreentiende que la queja de Juan va dirigida a prohibirle a esa persona que siga expulsando demonios mediante la invocación del nombre de Jesús.
“No se lo impidáis,” le dice Jesús. La Biblia de Jerusalén pone una referencia a San Pablo, I Corintios 12,3 –“nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino con el Espíritu Santo”; también, a la narración de cuando Pedro curó a un tullido a la entrada del Templo, en que Pedro atribuye el milagro al Señor. Ver en el libro de los Hechos 3,16 –“Y por la fe en su nombre, este mismo nombre ha restablecido a éste”.
Como indica la Biblia de Jerusalén en su nota al calce, en la fe de aquel tiempo el nombre de la persona tiene todos los atributos de la persona misma. Por eso, al invocar el nombre de Jesús, se evocan todos sus atributos y él es el que cura.
De esa manera todos podemos exorcizar demonios, porque no somos nosotros los que los expulsamos, sino Jesús mismo, la fuerza de Dios.
Volviendo al texto de la lectura del evangelio de hoy, el evangelista a continuación hilvana, integra un conjunto de sentencias atribuidas a Jesús que circulaban en las primeras comunidades.
Vale comentar cada una.
- “…uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí.”
- Pareciera otra manera de decir que no puede ser un enemigo enviado del demonio. Recordemos que habían unos que decían que él podía echar demonios porque él mismo era un endemoniado, un poseído.
- “El que no está contra nosotros está a favor nuestro.”
- Sería una reiteración de la sentencia anterior.’En estricta lógica esta es una falacia. Una manera de visualizar esto es con los colores. Es como decir, “Si no es negro (está contra nosotros), tiene que ser blanco (está a favor nuestro). Deja afuera los grises.
- “…el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa.”
- Esta es una sentencia que podemos tomar como auténticamente de los labios de Jesús, pienso.
- “El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.”
- ¿Cómo se explicará a sí mismo un cura pedófilo ante esto?
- También: “pequeñuelos” se refiere a los niños, pero también a los cristianos. No dice niños simplemente. Habla de unos niños particulares, los “pequeñuelos que creen”.
- “Escandalizar” puede traducirse también como “hacer caer”. El que escandaliza a un pequeño puede ser el que lleve a un cristiano a perder su fe, cosa por el estilo.
- Un enigma en este contexto es el siguiente. Sin el Espíritu Santo, no podemos tener fe, según la visión de aquellos tiempos (y ahora). Pero también Dios puede cegar a la persona para que no crea y se salve. Es lo que quizás quedó consignado al final del Padre Nuestro en los evangelios, según lo rezaron en tiempos del evangelista. En la misa en latín el Padre Nuestro terminaba, “et ne nos inducas in tentationem” — “no nos induzcas a la tentación”, a lo que el monaguillo terminaba la oración, “sed libera nos a malo” — “mas líbranos del mal”. En la traducción al español desde temprano se puso, “no nos dejes caer en la tentación”; pero en los otros idiomas quedó en los términos originales, “Do not lead us into temptation”; “Ne nous soumets pas à la tentation”. Esta observación es con motivo de haber visto el año pasado la noticia que en Francia se adoptó una nueva traducción, “Et ne nous laisse pas entrer en tentation”.
- “Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.”
- Nótese que “escandalizar” aquí se traduce como “caer”. Si tu mano, tu ojo, tu pie, te llevan a pecar, mejor es salir de eso antes que ir a la perdición por culpa de uno de tus miembros.
- Aquí encontramos también la idea del infierno. En la traducción más común, Jesús previene: mejor es perder una mano que ir con las dos manos al “infierno, al fuego que no se apaga”.
- En el original la palabra usada es “la Gehenna”, que se traduce como “infierno”. Está quien dice que ese era el basurero de Jerusalén. Pero más importante, me parece, es la referencia al “gusano que no muere y el fuego que no se apaga”.
Goya, de la serie de Los desastres de la guerra |
- Tal descripción está en Isaías 66,24: “verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí; su gusano no morirá su fuego no se apagará, y serán el asco de todo el mundo”. Está hablando de los enemigos muertos, no de los enemigos que permanecen vivos mientras son eternamente torturados.
- Entonces, estaría diciendo: la paga del pecado es la muerte, ser arrojado para que te coman los gusanos, el fuego, los perros. El premio de ser justo es la vida, la resurrección. La muerte es una injusticia, decía Unamuno. El justo merece resucitar. El que no es justo, que se pudra.
- Pero tan grande es el odio de Dios contra sus enemigos, que sus cadáveres permanecen eternamente pudriéndose, quemándose, lleno de gusanos.
- El infierno es el basurero donde se amontonan los cadáveres de los que no fueron justos, según esto.
- Estas últimas sentencias atribuidas a Jesús han sido interpretadas en términos alma-cuerpo. Mejor es arrancarse el ojo material y salvar el alma. Pero podría haber sido que las opciones eran (para los primeros cristianos) la vida eterna al modo de Cristo resucitado, o ser cadáver tirado en la Gehenna.
- Vemos el elemento platónico y helenista que entró en el cristianismo original judío. Los judíos no padecían de ese dualismo y podemos conjeturar que Jesús tampoco.
- Recuerde el lector que estamos tratando de ver las lecturas y la Escritura “at ground level”, al nivel de la calle de aquella época. En la aplicación de Google Maps hay una opción para ver el mapa al nivel de la calle, cuando esto es posible. Pasa lo mismo con nuestra mirada al pasado. Es literalmente imposible ver las cosas como si estuviésemos metidos en su cabeza, pero estamos conscientes de que hay que buscar un acercamiento a eso, so pena de que los filtros de nuestra propia mentalidad de hoy día nos confundan.
- Podemos pensar que esos mismos contrastes de mentalidad llevaron a los conflictos entre judaizantes y helenistas con los que San Pablo tuvo que lidiar. Hoy día tenemos algo parecido, pero no nos damos cuenta. Mi formación teológica y religiosa fue en Estados Unidos, y como ve el lector, me lleva a conflictos con los que se formaron en seminarios franquistas de los años de la década del ’40 y ’50…con los que hacen causa común los norteamericanos reclutados en décadas recientes, que idealizan las prácticas preconciliares.
- Las sentencias del evangelio de hoy se puede asociar enseguida con el mundo y la atmósfera de los filósofos estoicos y también los filósofos cínicos del mundo helenístico. De ahí que habrá quien diga que son sentencias “robadas”. Pero qué importa. Quizás Jesús las adaptó a su audiencia.
- Ciertamente las sentencias sobre cortarse la mano, arrancarse los ojos, como mejor que caer en la perdición reflejan una escala de valores en que el cuerpo humano no tiene el mayor rango. Hoy día, cuando nos vemos forzados a repensar todo este asunto de alma-cuerpo, habría que volver a visitar el sentido de estas palabras. Es lo que intento en otros de mis ensayos y que otros de seguro lo han intentado con hasta mayor éxito.
En mi página de YouTube (también titulada “Reflexiones de cristiano”) puse un vídeo informativo que preparé para uso de salón de clases. En formato para YouTube, se puede detener el vídeo con la barra de espacio o también con la tecla de Enter. Se puede acceder con este enlace: Los helenistas.
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