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Primer domingo de cuaresma, ciclo C

Las tentaciones de Cristo -- mosaico del siglo 12, Basílica de San Marcos, Venecia El pasaje de la primera lectura en este primer domingo de cuaresma corresponde al libro del Deuteronomio 26:4-10. Se ubica en el momento que Moisés le habla al pueblo en vísperas de entrar a Canaán, la tierra prometida.  Moisés le recuerda al pueblo que son todos descendientes de un “arameo errante”, de un antepasado nómada. Ese antepasado fue Abrahán. Sus descendientes fueron Isaac y Jacob y sus doce hijos, de donde vienen las doce tribus de Israel (Jacob). Su Dios es el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, el Dios de Israel.  Moisés entonces le está diciendo a este pueblo que no olvide sus raíces, mucho menos olvide a su Dios. Porque ese Dios con su brazo poderoso los sacó de la esclavitud en Egipto y los trajo en peregrinación hasta el Jordán. Cuando Moisés le está diciendo estas cosas al pueblo, están en la orilla oriental del río, prestos a cruzar al lado occidental. Hasta hoy, como sabemos

Miércoles de cenizas

A continuación, unas reflexiones de uno que no es un experto. Pueden haber “herejías” y “desviaciones” e inexactitudes, malas interpretaciones y una variedad de puntos desenfocados.  Estos párrafos no son una predicación. No son una exposición de doctrina. Son un compartir. No están escritos mirando de frente al lector. Están dirigidos a observar y pensar con el lector. Son como un pensar en voz alta. La idea es meditar en oración sobre los puntos, los hitos, del año litúrgico, según vamos pasando por este camino. Pero a la manera de un cristiano que piensa críticamente, siempre dentro de la perspectiva de la fe, desde el eje en que estamos anclados, que es nuestra vida en Cristo. La cuaresma se originó con el periodo de preparación de los catecúmenos que serían bautizados en las ceremonias de la vigilia pascual. No hay evidencia de la duración exacta de este tiempo de preparación, aunque sí suponemos que la Pascua fue celebrada desde los primerísimos tiempos del cristianism

Quinto domingo del tiempo ordinario, Ciclo C

Primera lectura La primera lectura de hoy está tomada del libro de Isaías 6:1ss. Continúa con el tema de la vocación del profeta, como en la lectura de Jeremías del domingo pasado. Esta vez se ubica dentro del género apocalíptico que asociamos con el libro de Daniel y el libro del profeta Ezequiel. “¿A quién mandaré?” dice el Señor; Isaías contesta, “Aquí estoy”. El tema de la completa disponibilidad del profeta para el ministerio de la Palabra de Dios se asocia al tema del evangelio de hoy, de la disponibilidad con que los apóstoles siguieron a Jesús.  Salmo responsorial El salmo responsorial de hoy corresponde al salmo 137:1ss. Alaba al Señor por sus misericordias, da gracias por todo lo que Dios hace por nosotros. No concluye sin volver a pedirle a Dios que no se olvide de nosotros. Segunda lectura La segunda lectura de hoy continúa con la lectura de la epístola primera de San Pablo a los Corintios que estuvimos leyendo el domingo pasado, ahora en 1Cor 15:1ss. Pab

Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Primera lectura La primera lectura de hoy está tomada del comienzo del libro del profeta Jeremías. En este pasaje Dios comisiona a Jeremías para anunciar lo que Dios le indique.  “Antes de que salieras del seno materno te consagré,” le dice el Señor. Igual que la Virgen, igual que el mismo Jesús, igual que cada uno de nosotros, Dios nos ha predestinado. Algunos, como Jeremías fueron consagrados desde el vientre materno, es decir, desde la misma concepción. Desde el mismo vientre materno ya Dios determinó que Jeremías sería su profeta, su mensajero. Nótese que “profeta” equivale a “mensajero”, “heraldo”, el que revela o anuncia lo que Dios quiere comunicarle a su pueblo. En algunos casos la “profecía”, el “anuncio” podía terminar vaticinando lo que llegaría a suceder. “Te nombré profeta de los gentiles,” dice. En este caso parece que no está hablando de que Jeremías anunciará lo que Dios quiere comunicar a los “paganos”, a los no judíos. El contexto en estos versícu

Domingo tercero del Tiempo Ordinario, Ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro  de Nehemías 8:2ss. Narra el momento en que el sacerdote Esdras convoca a los judíos para que escuchen la lectura de la Torá como pueblo atento al libro de la Ley. Como no habían micrófonos, aparentemente estacionaron varios levitas en lugares estratégicos para que leyeran la Torá a los que les estuviesen cerca. Este episodio marca el momento en que Judá pudo comenzar a recuperar la identidad perdida con el Cautiverio Babilonio. Aun antes de Cautiverio una buena parte de los israelitas y de los judíos fueron olvidando sus tradiciones, sus prácticas, su fe. Claro, no todos.  Como apuntado en otros domingos, el reino original de David se dividió en el Reino del norte (Israel) y el Reino del sur (Judá). El reino del norte retuvo el nombre de Israel porque incluyó a la mayoría de las tribus hebreas y fue más próspero. El reino del sur consistió en la tribu de Judá con su capital en Jerusalén.   El reino del norte suc