Ir al contenido principal

Quinto domingo del tiempo ordinario, Ciclo C



Primera lectura
La primera lectura de hoy está tomada del libro de Isaías 6:1ss. Continúa con el tema de la vocación del profeta, como en la lectura de Jeremías del domingo pasado. Esta vez se ubica dentro del género apocalíptico que asociamos con el libro de Daniel y el libro del profeta Ezequiel. “¿A quién mandaré?” dice el Señor; Isaías contesta, “Aquí estoy”.
El tema de la completa disponibilidad del profeta para el ministerio de la Palabra de Dios se asocia al tema del evangelio de hoy, de la disponibilidad con que los apóstoles siguieron a Jesús. 
Salmo responsorial
El salmo responsorial de hoy corresponde al salmo 137:1ss. Alaba al Señor por sus misericordias, da gracias por todo lo que Dios hace por nosotros. No concluye sin volver a pedirle a Dios que no se olvide de nosotros.
Segunda lectura
La segunda lectura de hoy continúa con la lectura de la epístola primera de San Pablo a los Corintios que estuvimos leyendo el domingo pasado, ahora en 1Cor 15:1ss. Pablo resume el meollo de la predicación original que él recibió, “…que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras”. 
Entonces dice que luego de su resurrección Cristo se le apareció a los apóstoles y discípulos y finalmente a él, el menor de los apóstoles. “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
Aparte de ser un resumen de la predicación original que Pablo recibió, aquí también encontramos el tema de la vocación misma de Pablo. Así lo podemos relacionar a las otras dos lecturas del día, al tema del llamado de Dios y de cómo Isaías, Pablo y Simón y los apóstoles respondieron al llamado de Dios.
Como los profetas, la Virgen y los apóstoles y Pablo, todos hemos sido predestinados, hemos sido llamados a la fe porque así a Dios le ha parecido bien. El Espíritu nos guía y es suficiente. No hay que sentirse que los logros son propios, porque es una tarea de Dios. Tan siquiera para tener fe es necesario recibirla. El éxito de nuestra predicación, si es que el Espíritu nos mueve a la predicación, no depende de nosotros. Nosotros somos facilitadores por encomienda. Somos trabajadores de la viña. Y el Reino crece como la vid trepadora y como la levadura en la masa.

Evangelio
La tercera lectura de hoy continúa la lectura del evangelio de San Lucas. Se ubica al comienzo del ministerio público de Jesús. El domingo pasado cuando Jesús visitó la sinagoga de Nazaret terminó experimentando el rechazo de su gente y entonces siguió su camino hacia las orillas del lago de Genesaret. Allí, vemos, la gente se agolpa a su alrededor para escucharle, a diferencia de lo que sucedió entre sus compueblanos. 
Con la gente escuchándole a su alrededor, mientras habla, nos imaginamos, ve dos barcas y a los pescadores en sus tareas. Va y se sube a la barca de Simón y le pide que lo saque un poco hacia afuera para desde allí hablarle mejor al grupo. 
Al terminar, el evangelista pasa a otra escena. Jesús le pide a Simón que reme mar adentro para ir a pescar. Simón le dice que no pierda el tiempo, que estuvieron toda la noche pescando sin éxito. Pero, ya que él lo pide, lo va a complacer; es decir, va a cumplir lo que le pide. 
Entonces se da una pesca extraordinaria, que hasta tienen que pedirle a los de la otra barca a que vengan y las dos barcas se llenan al punto que casi se hundían. Simón entonces se tira a los pies de Jesús y le pide perdón (“apártate de mi, que soy un pecador”) por haber…porfiado, antes de complacerlo; o por no haberle creído de primera intención.
Jesús le dice (le invita) que ahora será pescador de hombres y él, junto con Santiago y Juan, hijos del Zebedeo, dejan todo y le siguen.

———-
Uno diría que Simón y Jesús ya se conocían. ¿Qué haría usted si un extraño llega con un grupo que le sigue y brinca y se trepa a su barca y le dice que lo reme un poco hacia afuera? 
 Es posible que estaban emparentados. Pero no sabemos a ciencia cierta. También, quién sabe, se conocían de la sinagoga. Simón no necesariamente lo conocía ya en su ministerio, pero quién sabe.
Junto a Simón estaban Santiago y Juan, que también quedaron impresionados por Jesús. Es posible que le habían estado escuchando mientras él hablaba desde la barca y por eso han estado llegando a inclinarse hacia lo que él dice.
Pensando en esto, aquí podríamos encontrar cómo es que Simón acepta que este extraño se apodere de su barca y le dé ordenes. Y que luego se sienta pecador en su presencia, por no haberle creído, o por no haberle obedecido. Es que le estaba escuchando predicar mientras lavaba las redes y después siguió escuchándole mientras Jesús hablaba desde la barca. 



……..

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pablo, Marcos y Bernabé

Rafael Sanzio, San Pablo predicando en Atenas El 11 de junio se celebra la fiesta de San Bernabé. Se dice que Pablo pudo evangelizar a los gentiles "a través de la puerta que abrió Bernabé". Luego de su conversión, Pablo vino a Jerusalén, pero no fue bien recibido por los hermanos, que no se fiaban de él por haber sido perseguidor de cristianos. (Hechos 9:26–28) Bernabé fue el que buscó a Pablo y entró en conversación con él, desarrolló amistad con él, y lo trajo a la comunidad de los demás hermanos, consiguiendo que confiaran en él. Pablo, Bernabé y Juan Marcos se fueron juntos en un viaje de evangelización. Pero a mitad de camino Marcos se separó de ellos y se volvió. (Hechos 13:13) Los Hechos de los Apóstoles no dan la razón que hizo que Marcos retornara. Es posible que fuese algo completamente normal y explicable. Pero también pudo ser el resultado de un buen altercado con Pablo, que de seguro era bastante fogoso. En una ocasión más tarde Pablo y Bernabé...

Domingo 10 del Tiempo ordinario, Ciclo B

Isaac Van Osten, El paraíso . Adán y Eva están a la distancia, derecha. La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Génesis, capítulo 3, versículos 9 al 15. Narra el momento en que Adán y Eva se esconden entre la maleza cuando Dios llega paseándose por el Edén como un hacendado que voltea la finca. Dios los llama y ellos le dicen que tienen miedo a salir porque están desnudos. De inmediato Dios sabe que comieron del fruto prohibido.  El fruto prohibido no fue una manzana, porque en la región de Iraq (donde tradicionalmente se ubica el Edén) no hay manzanas. Eso recuerda la representación de Jesús como un alemán de ojos claros y cabellos rubios. Pero eso no es importante, porque lo importante es el punto del relato. Dios puso una regla y los seres humanos desobedecieron.  Cuando Dios reclama, cada uno se canta inocente. Adán le echa la culpa a Eva; Eva a la serpiente.  De inmediato surgen puntos a meditar. En el Edén no hubo taquígrafo, s...

Las tentaciones de Jesús (en Viernes Santo)

Gustave Doré,  Jesús abandona el Pretorio Al final de la cuaresma vale recordar el comienzo. En el primer domingo de cuaresma el evangelio nos refiere a las tentaciones de Jesús en el desierto. En cuanto hombre esas tentaciones de seguro acompañaron a Jesús durante toda su vida mortal. Con más razón estarían con él al momento de la Pasión y la crucifixión.  En el Jesús tentado somos todos tentados y por eso todos participamos en el triunfo de Jesús. Las tentaciones de Jesús son nuestras tentaciones también. Todavía más serio que el ser tentado por las debilidades del cuerpo, de nuestra biología, están las tentaciones al orgullo, la vanidad, la posibilidad de retar y cuestionar a Dios. La primera tentación de Jesús en el desierto fue la de convertir las piedras en pan, cuando sintió hambre. Sí, fue un asunto de sentir la debilidad del propio cuerpo. Pero el asunto representaba algo más complicado. Pienso que se trata del orgullo del poder, de la vanidad. “Yo ...