Jesús con los discípulos, Rembrandt La primera lectura para este domingo está tomada del libro de la Sabiduría 2,12.17-20. Nos dice que los impíos se confabularon para velar “al justo, que nos resulta incómodo”. La manera de saber si lo que dice el justo es válido será ver “si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida”. Si el justo es hijo de Dios, entonces Dios lo auxiliará y lo protegerá. Ser hijo de Dios es como decir, “protegido de Dios”, referido al pueblo hebreo. Los cristianos entendieron esto como profecía de la resurrección de Jesús. Si el justo es un protegido de Dios, entonces podrá ser paciente y fuerte ante la adversidad, la violencia y la tortura. Si Dios no lo protege, hasta podemos pensar que Dios tan siquiera existe. Esto es lo que parecen decirse los impíos en el pasaje de hoy. Nótese que el pasaje de hoy no es tanto sobre el justo que sufre, cuanto sobre la actitud de los impíos. Los impíos son necios, es decir, ignorantes. E
Carlos Ramos Mattei