En el evangelio de hoy vemos la parábola del buen samaritano La primera lectura está tomada del libro del Deuteronomio 30,10-14. La Ley de Dios ya está en nuestros corazones, nos dice. «El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca, para que lo cumplas.» Con el salmo responsorial de hoy (Sal 68,14.17.30-31.33-34.36ab.37) cantamos, «Buscad al Señor y revivirá vuestro corazón». La segunda lectura está tomada de la carta de san Pablo, Colosenses 1,15-20. Cristo es la imagen de Dios. Dios es invisible y es una inmensidad como la del mar, algo infinito con profundidades que no podemos abarcar. Pero Dios se manifestó en Jesús, el Hijo de Dios por quien todo fue hecho («todo fue creado por él y para él…y todo se mantiene en él»). Él es la cabeza del cuerpo de la Iglesia (el conjunto del nuevo Pueblo de Dios, que incluye a todos los cristianos, no sólo a los católicos romanos). Por Cristo Dios quiso reconciliar a todos con todos, todas las cosas, «haciendo la paz ...
El evangelio de hoy narra el envío que Jesús hizo de setenta y dos discípulos, a los que envió de dos en dos, para que fueran a llevar la buena noticia de la llegada del Reino por toda Galilea. Jesús designó setenta y dos discípulos para que salieran a todas partes en Galilea para anunciar la llegada del Reino de Dios. Salieron a expulsar demonios y a curar enfermos a nombre del Señor Jesús. A la vuelta le cuentan a Jesús, maravillados, cómo efectivamente cumplieron su misión. Jesús les dice, «Vi a Satanás caer del cielo como un rayo». Es como decirles que no se sorprendan porque ha llegado el fin del poder de Satanás en este mundo. En Apocalipsis 20,10 se dice que el Diablo fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la Bestia y el falso profeta, para ser atormentados día y noche por los siglos de los siglos. No es verdad que «el diablo anda suelto», porque fue expulsado de este mundo. Y aun si estuviera por ahí, los cristianos tenemos poder sobre él ...