Una de las características de los fascistas y de los socialistas radicales (o estalinistas, que para los efectos son fascistas) es creerse que ellos lo saben todo y que desde esa verdad que ellos conocen y los demás no, pueden juzgar a todos. Hasta se creen que pueden dirigir y manipular la economía de un país, sin importarle los fracasos de estas ideas, como cuando Franco pensó que España podía practicar la autogestión económica y desentenderse del resto de Europa, con las consecuencias sabidas, allá por los 1940 y 1950. Está el episodio tragicómico de los comisarios soviéticos que declararon saboteadores y contrarrevolucionarios a los campesinos porque no habían podido lograr cosechas de naranjas en Polonia... Porque cuando se tiene la verdad, todo el que se oponga, aun la naturaleza, es un contrarrevolucionario. Y es fácil echarle la culpa a los demás y decir que todo es causa de los judíos y la banca internacional, o de los Estados Unidos y los inversionistas de Wall Street. Es fácil discriminar.
Una de las características de los fascistas y de los socialistas radicales (o estalinistas, que para los efectos son fascistas) es creerse que ellos lo saben todo y que desde esa verdad que ellos conocen y los demás no, pueden juzgar a todos. Hasta se creen que pueden dirigir y manipular la economía de un país, sin importarle los fracasos de estas ideas, como cuando Franco pensó que España podía practicar la autogestión económica y desentenderse del resto de Europa, con las consecuencias sabidas, allá por los 1940 y 1950. Está el episodio tragicómico de los comisarios soviéticos que declararon saboteadores y contrarrevolucionarios a los campesinos porque no habían podido lograr cosechas de naranjas en Polonia... Porque cuando se tiene la verdad, todo el que se oponga, aun la naturaleza, es un contrarrevolucionario. Y es fácil echarle la culpa a los demás y decir que todo es causa de los judíos y la banca internacional, o de los Estados Unidos y los inversionistas de Wall Street. Es fácil discriminar.
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