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Mostrando las entradas con la etiqueta profetas

Tiempo Ordinario, Ciclo C, Domingo 12

Primera Lectura Za 12,10-11;13,1. El profeta Zacarías en esta lectura anuncia los tiempos en que Jerusalén y sus habitantes pasarán por una terrible prueba. Pero en vez de producirse resentimiento y encono, ocurrirá que Dios derramará “un espíritu de gracia y de clemencia”. Esto puede querer decir que el pueblo se convertirá y reconocerá su pecado, reconocerá que ellos mismos fueron los causantes de su propia desgracia. “Me mirarán a mí, a quien traspasaron,” dice. En la tradición esa línea se ha interpretado como una de las profecías mesiánicas.  En el contexto original para mí, que no soy experto, el sentido no está claro. Puede que el profeta se refiere a sí mismo. Habría que saber sobre la historia de su vida. Aquel día se alumbrará un manantial contra pecados e impurezas, dice. Podría significar que Dios derramará un agua (en sentido figurativo) que limpiará al pueblo, lo renovará. Pero también se puede interpretar en el sentido evangélico de una profecía mesiánica

Domingo 11, Tiempo Ordinario, Ciclo C

Jean Béraud Primera Lectura 2 Samuel 12, 7-10.13. El profeta Natán viene ante el rey David y lo reprende a nombre de Dios. El contexto es: David se enamoró de Betsabé esposa de Urías y se acostó con ella y ella concibió un hijo. Haciendo el cuento corto, David buscó la manera de que su esposo Urías muriera para hacerla su mujer. Dios, por boca del profeta Natán, le echa en cara a David su proceder tan abyecto. David, en vez de reaccionar con ira y caerse de fondillo negándolo como hacen muchos, por el contrario, reaccionó con humildad. “He pecado contra el Señor,” dice David. Se reconoce pecador.  Dios en boca de Natán entonces le dice, “El Señor perdona tu pecado”. Salmo responsorial Salmo 31,1-2.5.7.11. En armonía con las lecturas de hoy el salmo responsorial se hace eco del tema del pecador que, arrepentido, se humilla ante Dios. “Dichoso el que está absuelto de su culpa,” dice. Y luego termina, “Alegraos, justos, y gozad con el Señor”. Segunda Lectura

Segundo domingo de cuaresma, Ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Génesis capítulo 15:5ss. Dios le muestra a Abrahán el firmamento estrellado y le dice que su descendencia será tan numerosa como todas esas estrellas. El texto dice, de esta manera, que los hebreos tienen pasado, y guardar la memoria de ese pasado equivale a tener identidad. Son todos “hijos” de Abrahán. “Mi padre fue un arameo errante,” escuchamos en la lectura del domingo pasado. Tres elementos constitutivos de la identidad del pueblo hebreo (no soy experto) serán la descendencia de Abrahán, la circuncisión, y más tarde, el templo. La Escritura, los libros sagrados, sustituyeron luego al templo y al territorio nacional. Y en esta lectura Dios también le muestra a Abrahán la Tierra Prometida, o tierra de la promesa de Dios. Dios se compromete a permitir que esta tierra de Canaán sea la patria de los hebreos. Los descendientes del patriarca podrán ir errantes por el desierto, pero tendrán una casa a donde llegar fin

Miércoles de cenizas

A continuación, unas reflexiones de uno que no es un experto. Pueden haber “herejías” y “desviaciones” e inexactitudes, malas interpretaciones y una variedad de puntos desenfocados.  Estos párrafos no son una predicación. No son una exposición de doctrina. Son un compartir. No están escritos mirando de frente al lector. Están dirigidos a observar y pensar con el lector. Son como un pensar en voz alta. La idea es meditar en oración sobre los puntos, los hitos, del año litúrgico, según vamos pasando por este camino. Pero a la manera de un cristiano que piensa críticamente, siempre dentro de la perspectiva de la fe, desde el eje en que estamos anclados, que es nuestra vida en Cristo. La cuaresma se originó con el periodo de preparación de los catecúmenos que serían bautizados en las ceremonias de la vigilia pascual. No hay evidencia de la duración exacta de este tiempo de preparación, aunque sí suponemos que la Pascua fue celebrada desde los primerísimos tiempos del cristianism

Primer domingo de Adviento, Ciclo C

El techo de esta iglesia ilustra la idea del "más acá" y, a través de la ventana, el "más allá". La primera lectura para este domingo está tomada del libro del profeta Jeremías, capítulo 33, versículos 14 y siguientes. Dios, por boca del profeta, anuncia que no se ha olvidado de su pueblo. Vendrá el día, dice, en que hará que aparezca un descendiente legítimo de David, “que hará justicia y derecho en la tierra”. Todos se alegrarán porque Dios se acordó y entonces reinará el orden y la ley.  Como en otras ocasiones, podemos ubicar este pasaje en el contexto del Cautiverio del pueblo judío en Babilonia y la desaparición de los reinos de Israel (Reino del Norte) y Judá (Reino del Sur). Con la desaparición de esos reinos pareció que Dios se había olvidado del pueblo hebreo. También desapareció la dinastía del rey David, que Dios había prometido que reinaría para siempre (e.g. salmo 131). Visto con óptica de cristianos, Dios favoreció, ocasionó, que