La evolución de la representación del tema de los Reyes es un reflejo de la secularización de la celebración. De un tiempo a esta parte ya los Reyes son como el carnaval, algo colorido que podría darse aparte de la fecha del año. Las multitudes van a la fiesta de la Sanse como un pretexto para otro jolgorio, el último del ciclo navideño. Esto mismo se puede decir del cristianismo en general. Las expresiones religiosas son ganchos para colgar nuestra devoción. Con el tiempo pueden convertirse en muletas y finalmente, máscaras. Quitas la máscara, no queda nada donde antes hubo experiencia viva. Podemos plantearnos lo mismo respecto a la misma cultura, o la identidad puertorriqueña misma. Pero eso es tema para otro día. Aquí también encontramos la dificultad de algunos para abandonar las tradiciones. Quitas la tradición y descubres que tu fe era la tradición y que sin tradición te quedaste sin fe. Algo así sucedió cuando se eliminó el canto gregoriano en las misas, junto
Carlos Ramos Mattei