De manera irónica los hay que celebran con mucho énfasis el día de hoy, asociándolo a la lucha contra el aborto y lamentándose, no al modo de la buena voluntad, sino al modo del proselitismo fanático que apasionadamente quiere imponer su criterio a ciegas. Es irónico porque esta fiesta es para recordar entre otras cosas, que "2 Jesús llamó entonces a un niño, lo puso en medio de ellos 3 y dijo: --Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. 4 El más importante en el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño." (Mateo 18:2-4)
La fiesta de hoy también es para recordar, sí, la crueldad o la ceguera de la guerra con que hay soldados que asesinan niños, como en Bosnia, Serbia, Iraq...
Es para recordar todos los niños víctimas del maltrato en la familia, sea por unas madres víctimas de la droga o de su propia irresponsabilidad, sea por unos padres alcohólicos, machistas.
Es para recordar los niños víctimas del abuso sexual a manos de los pederastas y de los pedófilos.
Es para recordar los que son víctimas del hambre y la falta de medicinas por culpa de la codicia de los que ostentan el poder, aun en sus propios países, en sus propios gobiernos y o sus propios militares.
Es para recordar que los cristianos también podemos ser martirizados sin darnos cuenta que nos están martirizando. Pero que lo importante es que conservemos la sencillez de una fe como los niños, confiando plenamente en nuestro Padre celestial que sabe por qué pasan las cosas y que nos conduce hacia el Reino prometido.
La fiesta de hoy también es para recordar, sí, la crueldad o la ceguera de la guerra con que hay soldados que asesinan niños, como en Bosnia, Serbia, Iraq...
Es para recordar todos los niños víctimas del maltrato en la familia, sea por unas madres víctimas de la droga o de su propia irresponsabilidad, sea por unos padres alcohólicos, machistas.
Es para recordar los niños víctimas del abuso sexual a manos de los pederastas y de los pedófilos.
Es para recordar los que son víctimas del hambre y la falta de medicinas por culpa de la codicia de los que ostentan el poder, aun en sus propios países, en sus propios gobiernos y o sus propios militares.
Es para recordar que los cristianos también podemos ser martirizados sin darnos cuenta que nos están martirizando. Pero que lo importante es que conservemos la sencillez de una fe como los niños, confiando plenamente en nuestro Padre celestial que sabe por qué pasan las cosas y que nos conduce hacia el Reino prometido.
Comentarios