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Para el Vaticano da lo mismo una mujer sacerdote, que un sacerdote pedófilo



Ayer, el Vaticano emitió una declaración sobre nuevas medidas del derecho canónico para tratar los casos de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes (como Maciel Degollado), obispos (como el difunto cardenal Groer de Austria que abusó de sus seminaristas) y superiores de congregaciones religiosas (como este mismo cardenal, que abusó de sus novicios cuando era abad benedictino).

No son sólo los abusadores; fue también criminal la conducta de los obispos que actuaron irresponsablemente y permitieron que los clérigos bajo su responsabilidad continuaran su conducta horrible, durante décadas. La foto ilustra el caso de Irlanda, en que el catolicismo ya nunca volverá a ser lo mismo. En la otra foto aparecen los obispos de Irlanda reunidos con el Papa. Se dice que a algunos se les pidió la renuncia y se rehusaron a renunciar. En ese momento ya no valió para nada su supuesta fidelidad a la silla de Pedro. Recuerda la anécdota del Buen Papa Juan, cuando se le oyó decir, "Jamás pensé que un miembro de la Curia desobedeciera al Papa". Más de uno todavía dirá que el Papa Juan era un ingenuo, después de todo. Pero con su malicia han demostrado estar sometidos, no a Cristo, sino al diablo.

Pero la declaración dejó muy lejos de hacer cualquier cambio significativo que impida abusos o que contribuya a lograr una mayor justicia y así represente una solución más cristiana a esta situación que afecta a la Iglesia Católica.

Al examinar el nuevo texto, resulta que no va más allá de lo que ya estaba establecido antes.

Esto recuerda lo sucedido recientemente en Bélgica, en que la secretaria y custodia de los documentos de la comisión sobre los casos de pedofilia, fue amenazada por teléfono, por alguien que le dijo que debía tener cuidado de no perder sus documentos. Esto fue lo que provocó que la policía interviniera, ya que en Bélgica hubo un escándalo de una red de pornografía infantil hace una década, que incluía figuras conocidas. De esta manera la policía demostró que los clérigos de la Iglesia no están por encima de la ley, como no están por encima de la ley los políticos y otras figuras públicas. El Papa y el Vaticano protestaron enérgicamente... como nunca lo hicieron contra los culpables de abuso sexual. Al contrario, el cardenal Schonburn, que fue el que denunció al cardenal Goer y fue el que demostró justa sorpresa cuando el cardenal Sodano dijo que el asunto del abuso sexual de niños por parte de sacerdotes era un asunto de "chismorreo", este honesto cardenal Schonburn fue llamado a capítulo por el Papa, por haber demostrado una auténtica reacción cristiana.


Pero lo que es hasta peor aún, la nueva revisión del Derecho Canónico coloca a las mujeres ordenadas, y los que las ordenan, en la misma categoría que los pedófilos. Eso sí que es grande, caballero, como diría un hermano cubano.

No hay palabras para reaccionar a algo tan absurdo como esto. La Iglesia puede retirar su aprobación a la ordenación de mujeres. Pero es un sinsentido que ubique en la misma categoría el crimen de los clérigos pedófilos y la desobediencia canónica de los obispos que ordenan mujeres.

Esto refleja la confusión que todavía reina entre los miembros de la Curia en el Vaticano. Para vergüenza nuestra entre los que tienen más autoridad en la Curia y más promueven este absurdo están obispos y cardenales hispanos, como el caso del cardenal Darío Castrillón Hoyos.

Para terminar en una nota positiva: se cuenta que el Buen Papa Juan XXIII en una ocasión le dijo a un arzobispo norteamericano: "Cuando usted muera, Cristo no le va a preguntar si usted fue fiel a la Curia. Le va a preguntar cuántas almas ganó para Cristo". Al menos hubo un Papa con cabeza, aunque eso haya sido tanto tiempo atrás.


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