En los últimos años los más intransigentes en Estados Unidos han estado promoviendo de manera exagerada su punto de vista excluyente y más recientemente han intensificado su campaña. Pero su punto de vista no es el de un cristiano. Es el de un fariseo. Como los fariseos, les interesa más atacar y condenar, que atraer a Dios y a Jesús.
Insisten ellos en atacar a los políticos que no adhieren a su línea extrema, con la que atacan el aborto, por ejemplo, bajo todas las circunstancias. No se les ocurre hacer la analogía con el homicidio, que aunque es malo de por sí, sin embargo es admisible y entendible y hasta necesario según los casos específicos.
De la misma manera consideran eutanasia cualquier intervención con un moribundo, no importa la que sea y no distinguen entre dejar que siga el curso natural de las cosas y precipitar la muerte. Esto es, no se imaginan que pueda darse la eutanasia pasiva. Y también se podría visualizar la eutanasia activa como análoga al homicidio, como apuntado antes.
Pero esto ellos no lo ven. Y recientemente han chantajeado emocionalmente a más de un obispo, al punto que han llegado al extremo que los obispos de Estados Unidos han declarado que es pecaminoso pertenecer a las Niñas Escuchas (Girl Scouts) por estar asociadas a grupos que promueven la planificación familiar, como Médicos sin fronteras y otros grupos de socorristas que trabajan en el Tercer Mundo.
Como los fariseos, para ellos es importante el vestido o "uniforme" que se ponen y la observancia al pie de la letra de las leyes y la moral establecida. No se parecen a los cristianos que reflejan el rostro de Jesús.
Y es que el cristianismo, más que una doctrina, es un estilo de vida, una manera de ver la vida, donde el amor al prójimo es primero, como expresión del amor a Dios. En todo caso, eso del amor a Dios y al prójimo es la doctrina fundamental del cristianismo. No nace, de un convencimiento intelectual, sino de la experiencia del encuentro con Cristo.
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