Virgen de la O (de las antífonas "O"); Virgen de la Esperanza; Virgen del Adviento: Nuestra Señora encinta. |
En el llamado de Dios, la primera entre los llamados fue la Virgen.
Podemos pensar en María la Madre del Salvador como el paradigma de la predestinación. Según ella fue predestinada, así todos nosotros somos llamados a la salvación.
María no pidió ser la Madre del Salvador. Tampoco nosotros pedimos ser salvados, como por ejemplo, en el caso de los nativos de Oceanía, que ni tan siquiera han escuchado del cristianismo. En su estado natural, la humanidad es como el que no sabe que existe el remedio para una enfermedad que no sabe que tiene.
María aceptó su destino predestinado y por eso es la primera de entre los salvados. Al aceptar ese destino, se sometió al plan de Dios, aunque no pudiese visualizarlo o entenderlo del todo. Tampoco nosotros entendemos del todo el camino en que nos encontramos, y se nos hace difícil entender lo que Dios tiene en mente para nosotros.
Así es como María es modelo de fe.
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