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FIESTA DE CRISTO REY, Ciclo B




La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Daniel, capítulo 7, versículos 13-14. En una visión nocturna Daniel ve venir en las nubes a uno que parece como “un hijo de hombre” y que se presenta ante un anciano. Se le concede total poderío y “su reino no tendrá fin”.
  • Es una visión nocturna: puede interpretarse como un sueño. Ve un hijo de hombre: puede interpretarse como que vio una figura humana. Se presenta ante un anciano: de primera intención no tiene poder y debe ser autorizado. 
  • Pero una vez que se le reconoce, su poderío y su reino no tendrá fin.

El lector puede consultar información sobre el libro de Daniel y su contexto histórico.


El salmo responsorial enfatiza el poderío y majestad de Dios. Dado que el mundo descansa en Dios, todo está seguro. La santidad es el adorno de la casa de Dios, que es el mundo.


La segunda lectura está tomada del libro de la Revelación (Apocalipsis) y confirma lo que vimos en el pasaje de la Carta a los Hebreos del domingo pasado. Cristo “nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre”. Por eso le reconocemos la gloria y el poder para siempre. Ya llega pronto montado sobre las nubes y él es el principio y el fin, el Todopoderoso.


La tercera lectura, el evangelio de hoy, está tomado del relato de la Pasión según San Juan, capítulo 18, versículos 33 y siguientes. Es el momento en que Pilato le pregunta a Jesús, “¿Eres tú el rey de los judíos?” y Jesús le dice, “Mi reino no es de este mundo”. A esto Pilato le pregunta, “…¿tú eres rey?” y Jesús vuelve y le dice, “…soy rey. Yo para esto he venido…para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.


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Recuerdo siempre una homilía que escuché para esta fiesta. El predicador terminó diciendo, “Pregúntese cada uno quién reina en su corazón”. Quién es rey es nuestra vida.
En nuestra vida puede reinar el amor al lujo y al dinero; o el amor a ser admirado y a las apariencias; o el sexo y el placer de los sentidos; o el amor a tener autoridad y mandar y estar en control; así sucesivamente.
Nada de eso es pecado como tal. Más de uno olvida eso. El vino, como tal, no es pecado. Querer tener autoridad o ser admirado, o el sexo como tal, nada de eso es pecado de por sí. Al contrario, es bueno practicar un sano egoísmo, dentro del contexto cristiano. 
Lo malo es que algunos acomodan tales pensamientos sobre los “siete pecados capitales” a su conveniencia, mientras ellos acusan a otros de lo mismo que ellos hacen. Convierten en idolatría su apego al dinero, o a las apariencias, y lo justifican a nombre de su misión como parte del Pueblo de Dios. Justifican sus maniobras y manipulaciones y malicia a nombre de aquello de que hay que ser, a la misma vez, palomas y serpientes. No pueden ver el orgullo, la envidia, la ambición, que reinan en su corazón. 
No debe suceder que esos deseos y tendencias se conviertan en nuestros reyes, en nuestros tiranos. El dinero no puede convertirse en un ídolo. El deseo de “triunfar” en sociedad puede llegar a ser un ídolo al que hay que sacrificar todo. Así sucesivamente.
El bien de un grupo social no puede ser un ídolo al que hay que sacrificar otros grupos sociales. El bien de los ricos y las leyes que promuevan eso no puede darse como una idolatría. El bien de los pobres tampoco. Cuba y Venezuela son un buen ejemplo de esto. 
¿Qué significa entonces “Cristo, Rey”. Cristo no es el catolicismo, ni las vestimentas, ni las devociones. Alguien puede ser un católico al cien porciento y en su corazón no reina Cristo. Alguien puede ser un gran devoto, como en la imagen de esos generales que reciben la comunión de manos del obispo, y en su corazón no reina Cristo.
Lo mismo sucede con esos pastores de diversas denominaciones religiosas con sus cuellos clericales que van de la mano con valores que no son cristianos. Dicen que son “apóstoles”, “reverendos”, pero Cristo no reina en ellos.
Hay que volverse a Cristo de verdad. Estamos llamados a un cristianismo con valores verdaderamente del evangelio, de la “Buena Noticia”. 


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El lector puede consultar también mi comentario del año pasado, del 17 de noviembre de 2014, http://cramosm.blogspot.com/2014/11/cristo-rey.html




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