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Una reflexión sobre los publicanos

En el oficio de lectura anglicano estadounidense se celebra hoy, igual que en la Iglesia católica romana, la fiesta de los apóstoles San Pedro y San Pablo. Pero el evangelio es escogido de un pasaje distinto del que se lee en la misa de la Iglesia romana. Tomado de Mateo 21:23-32, presenta a Jesús intercambiando palabras con los sacerdotes del templo. Al final del pasaje Jesús les dice, “Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma, y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos.” Y es que “Juan el Bautista vino a enseñarles el camino de la justicia, y ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y esas prostitutas sí le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle.” Se ve que el traductor de esta versión cambió “publicanos” por “cobradores de impuestos”. Todavía hoy día los que cobran impuestos para el gobierno son personas con una mala imagen. Algunos parecen rastreros, pusilánimes, guiñapos de

Eucaristía y renovación litúrgica

En mi continuo trabajo de pulir la publicación que espero poder traer a la luz pública el año que viene, me he encontrado recientemente con algo que deseo compartir con mis lectores, bien si una semana después de la celebración de la Fiesta de Corpus Christi. En una publicación de 1949, Corpus Mysticum: L’Eucharistie et l’Église au moyen âge (Paris: Aubier) Henri de Lubac demuestra cómo el término “cuerpo de Cristo” antiguamente se refería a la Iglesia, mientras que “cuerpo místico” se refería a la eucaristía. Esto revela que es cierto lo que muchos hemos pensado, que durante el primer milenio no había tanta preocupación sobre la realidad física de Cristo en la eucaristía. La realidad mística de la eucaristía y la realidad física de la asamblea (cuerpo místico y cuerpo de Cristo) hacían que el asunto de la “Presencia Real” ni tan siquiera surgiese. Con el empobrecimiento de la liturgia en la Edad Media y comenzando con las invasiones de los bárbaros, se concentró la atención so

Amo la Iglesia y por eso la critico

En el día de hoy salió un ensayo en la sección VOCES del periódico El Nuevo Día, de un fiel católico que defiende al Vaticano que ahora supuestamente está bajo asedio por la prensa. Pide que no le critiquen por querer a su madre (la Iglesia). En contestación al ensayo, he escrito el siguiente ensayo que he enviado al periódico. La foto es del cardenal Schönborn, de Viena, primado de Austria, mientras presidía una ceremonia penitencial celebrada recientemente, el Viernes Santo. “Critico la Iglesia porque la amo. Al presente, es como si mi madre hubiese cometido un gran crimen sexual (o cientos de crímenes sexuales) y no hubiese demostrado, ni arrepentimiento, ni propósito de enmienda. Esto es, hasta el presente, muy pocos obispos han pedido perdón en ceremonia pública por lo sucedido dentro de su diócesis. Y queda como un hecho que en su momento original ningún obispo expresó horror ante los crímenes sexuales descubiertos. “Hoy día, la Iglesia sólo ha reaccionado, de primera intención,

Los ataques a la Iglesia Católica

El Vaticano ha fallado estrepitosamente en el asunto del abuso sexual de niños y niñas por parte de los curas pedófilos. No ha sabido como responder de un modo cristiano a la situación. (1) En la pasada quincena estuvieron tratando de argumentar que la prensa hostil los tenía en la mirilla. Recuerda el mismo argumento que han utilizado tantos políticos y gobernantes como primera línea de defensa. El predicador del Vaticano llegó a la tontería de comparar las opiniones de la prensa internacional con una campaña antisemita. Más recientemente quieren argumentar que, después de todo, los curas son seres humanos y por tanto débiles y pecadores. No se dan cuenta que lo que está en juego es la Iglesia como tal, como institución. Es la institución la que no ha sabido responder de manera cristiana, la que se ha mostrado en toda su debilidad. (2) No he podido lograr que el periódico El Nuevo Día publique lo que son ya tres ensayos que les he enviado para la sección "Voces". Entre tanto

El camino de Jesús

Los primeros cristianos no adoraban la hostia. “Eucaristía” para ellos no era el nombre de una cosa, sino de una actividad, la reunión para expresar su cristianismo presente en su comunidad. Celebraban la presencia de Jesús entre ellos. Jesús estaba presente, igual que ahora, en el amor entre los hermanos, en la reunión en su nombre, en el pan de la Escritura y en el pan consagrado a través de la totalidad de la oración comunitaria. La predicación original de los discípulos no descansó en unos tratados de teología. Tampoco dependió de unos conceptos complicados de filosofía. No fue tan siquiera una predicación de ideas o de intentos de convencer sobre unas verdades. La predicación original presentó a Jesús mismo: su vida, la presentación del Reino de Dios, su entrega generosa de amor a los demás, la pasión, muerte y resurrección. La fe en Jesús implicó –implica- creer que el Reino de Dios ya está entre nosotros. El Reino ya está en la comunidad cristiana, en el amor entre los hermanos,

El Papa Benedicto habla con sentido esta vez

Transcribo a continuación esta breve exhortación del Papa en ocasión de la recitación del Angelus ayer domingo, en la Plaza de San Pedro. Esta vez me parece que se expresó con acierto y por eso lo comparto con mis lectores. CIUDAD DEL VATICANO, 14 MAR 2010 (VIS).-A mediodía, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con las personas reunidas en la Plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana el Santo Padre comentó el Evangelio de hoy, la parábola del hijo pródigo, narrada por San Lucas, una página que "constituye una cima de la espiritualidad y la literatura de todos los tiempos". "Efectivamente ¿qué serían nuestra cultura, nuestro arte y nuestra civilización sin esta revelación de un Dios Padre lleno de misericordia?", dijo el Papa, subrayando que "después de que Jesús nos ha hablado del Padre misericordioso, las cosas ya no son como antes, ahora conocemos a Dios. (...) Por eso, nuestra relación con Él, se construye a tr

Sobre las mujeres sacerdotes

A la derecha, imposición de las cenizas el Miércoles de Cenizas. 1- En el espíritu de Vaticano II quiero enfocar el tema en sentido pastoral. 1a-Por favor, leerme hasta el final y no saltar a conclusiones desde la primera línea. Gracias. 2- Dentro de la visión cotidiana de la Iglesia (como una institución con jerarquía) hay que reconocer que hay una pluralidad de feligreses con distintas necesidades espirituales. Tenemos la tendencia a uniformarlo todo. Algunos tienen la madurez espiritual que les permite pasar por alto si el que preside la asamblea es hombre o mujer. Otros no, sobre todo los que no tienen tanta formación religiosa. 2a- Cada comunidad tiene sus necesidades propias y debe poder decidir, aquí es donde la jerarquía tendrá que cambiar su modo de pensar, si son capaces de reconocer que eso no implica perder autoridad. 3- Hay un sacerdocio único, el de Cristo. Los otros son sacerdocios ministeriales. Por eso Vaticano II no habló de "sacerdotes", sino de "presb