En el día de hoy salió un ensayo en la sección VOCES del periódico El Nuevo Día, de un fiel católico que defiende al Vaticano que ahora supuestamente está bajo asedio por la prensa. Pide que no le critiquen por querer a su madre (la Iglesia). En contestación al ensayo, he escrito el siguiente ensayo que he enviado al periódico.
La foto es del cardenal Schönborn, de Viena, primado de Austria, mientras presidía una ceremonia penitencial celebrada recientemente, el Viernes Santo.
“Critico la Iglesia porque la amo. Al presente, es como si mi madre hubiese cometido un gran crimen sexual (o cientos de crímenes sexuales) y no hubiese demostrado, ni arrepentimiento, ni propósito de enmienda. Esto es, hasta el presente, muy pocos obispos han pedido perdón en ceremonia pública por lo sucedido dentro de su diócesis. Y queda como un hecho que en su momento original ningún obispo expresó horror ante los crímenes sexuales descubiertos.
“Hoy día, la Iglesia sólo ha reaccionado, de primera intención, cuando se ha visto enfrentada con unos procesos en las cortes de justicia. El Vaticano por su parte montó una campaña para decir que la prensa la ha querido atacar inmisericordemente. La primera reacción no ha sido la de reconocer lo terrible de los crímenes descubiertos y lamentar que eso haya podido suceder. La primera reacción no ha sido la conmiseración o simpatía para con las víctimas del abuso sexual, para con los niños y niñas cuya vida fue destruida al serles destruida la inocencia.
“La primera reacción del Vaticano fue la de justificarse y prohibir que se le señalase falla alguna. Pero la prensa no ha “atacado” o criticado la Iglesia viciosamente. Si no, las víctimas que han acudido a las cortes no hubiesen tenido éxito en los procesos judiciales iniciados. Sólo después de meses de insistencia es que el Vaticano comenzó a actuar de modo verdaderamente cristiano, con la carta abierta del Papa a los irlandeses.
“El arzobispo Schonborn de Viena ha mostrado el camino. El Viernes Santo presidió, vestido de sotana negra, una celebración penitencial en que pidió perdón por la responsabilidad de la diócesis en los casos de pedofilia. Si el Vaticano hubiese hecho algo parecido, la prensa cambiaría el tono.”
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