Ir al contenido principal

Entradas

Los sepulcros blanqueados

You don't get it, do you... Los fariseos son como sepulcros blanqueados (Lucas 11:44). Hoy me volvió a llamar la atención este pasaje y tomé la Biblia de Jerusalén y enseguida encontré la contestación en la nota crítica. Un sepulcro blanqueado es uno que no se ve y uno puede caminar sobre él sin darse cuenta. Pero entonces, según la Ley en Números 11:16, caminar sobre un sepulcro hace que uno sea impuro. Así que sin uno darse cuenta, camina sobre el sepulcro que no ve y entonces queda impuro sin que uno se entere. Quiérese decir entonces que los fariseos causan impureza, y uno ni se da cuenta. ¿Qué es lo que pasa con los fariseos? Imponen las leyes a la ciega, a la trágala. Entonces, cuando uno cumple con esas leyes, según ellos, todo está bien, como cuando se paga el impuesto sobre lo que uno compre (Lucas 11:42). Pero esa no es la verdadera religión. La verdadera religión no es la que se obsesiona con unas leyes, como la de no comer carne los viernes o la de no faltar a

Domingo 25 Tiempo Ordinario Ciclo A

Giotto, "Envidia" El evangelio de hoy pone en evidencia una equivocación en nuestro modo de pensar, cuando pensamos en términos de los méritos de nuestra vida ante Dios. Dios hace lo que le da la gana. Pero a la misma vez hay una lógica cristiana con lo que Dios hace. Ese es el punto. Dios nos ama porque somos sus hijos. Un padre ama a su hijo de manera incondicional. Dios hace un llamado y lo sigue haciendo a todas horas de nuestra vida. Que un pecador se convierta al último momento es casi una molestia para nosotros. Por eso nos inventamos el purgatorio. Hay que hace sufrir a los pecadores. Nos irritan los pecadores. Pero a Dios no le irritan los pecadores. La voluntad de Dios está enfocada en que se salven. Dios los ama porque son seres humanos, son sus hijos. Y es que en nuestra mentalidad de fariseos pensamos que los pecadores son “ellos”. Pero es que los pecadores somos nosotros. Nosotros nos merecemos la condenación. Pero es a nosotros que Dio

La planificación de la economía

Modelo económico Cada vez más Hugo Chávez promueve medidas que fracasaron estrepitosamente en la antigua Unión Soviética, igual que en la Cuba de Fidel, lo mismo que en la China de Mao. La idea de una economía planificada ha fracasado también en el mundo capitalista. Desde la época del presidente Richard Nixon se pudo comprobar que la manera de garantizar que los pobres no tuviesen acceso a una vivienda decente es el control de los precios de alquiler. Lo mismo, se comprobó el fracaso de la política de control de precios de Nixon por sus consecuencias negativas sobre la producción nacional de leche, pan y otros productos básicos. Claro, lo que se descubrió sobre la planificación de la economía ha provocado una reacción extrema al querer volver a una filosofía del capitalismo clásico, de la libertad completa y sin restricciones para las gestiones económicas. Eso tampoco es la solución. Chávez, en vez de estar al tanto de las enseñanzas de los tropiezos de los europeos y los

El símbolo de la cruz

James Kiefer señala que en la Epístola de Bernabé, escrita entre el año 70 y el 135 después de Cristo, ya se habla de la cruz como la conocemos y el poder de este símbolo. Hay otras fuentes que testimonian el uso de la señal de la cruz como gesto de bendición. Lo mismo sobre la costumbre de persignarse. Esto es importante tenerlo en cuenta frente a los cazadores de incautos que llegan diciendo que Cristo no murió sobre una cruz, sino sobre un poste y que el Tau, la “T” era el símbolo de una divinidad canaanita que para los efectos es el diablo y que para los efectos los que usan la señal de la cruz están venerando al diablo. Cosas veredes, diría Don Quijote. La epístola de Bernabé es un claro testimonio de que Cristo murió sobre una cruz como la conocemos y los otros testimonios tempranos también confirman el uso y significado elocuente de este símbolo para los cristianos.

Domingo 22 del tiempo ordinario, ciclo A

En el evangelio de hoy Cristo nos llama a seguirlo incondicionalmente. Habla de los que se corrompen con las ambiciones y pasiones de “este mundo”: “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?” Jesús se refiere a los que se ciegan con las preocupaciones del dinero y de la ambición y eso les lleva a vivir un infierno en vida. Es fácil despreciar a los que se ciegan con el dinero y la ambición. Eso es lo que hacían los fariseos. En la medida que lo hagamos, estaremos siendo fariseos nosotros también. Es como despreciar a la mujer caída o a la mujer de vida libre, o al hombre de vida libre. Habrá más de un cristiano que adoptará la actitud de decir , “Qué ignorantes, qué débiles, qué frívolos”... o cosa por el estilo. Eso es lo mismo que hacían los fariseos y somos fariseos en la medida que lo podamos hacer nosotros también. Pero esa no fue la actitud de Jesús frente a la mujer pecadora. Luego, hay que entender las palabras de hoy en ese contexto. Y

El pasaje de la lectura del evangelio correspondiente al Domingo 21 del tiempo ordinario, ciclo A

Rubens, La confesión de Pedro Algo que llama la atención en el evangelio de hoy es que Jesús “ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías” (Mateo 16:20). Si hay un pasaje de los evangelios que ilustra la necesidad de un trabajo interpretativo sobre la Biblia, es este mismo pasaje. ¿Hay que tomarlo al pie de la letra? No, no es posible. Entonces, debe tener alguna interpretación sobre la podríamos especular. Pero ahora y aquí lo que interesa es la interpretación del pasaje completo de la lectura del Evangelio asignada para hoy. Se trata de Mateo 16:13-20. Es lo que se conoce como “la confesión de Pedro”. ¿Quién es el “Hijo del hombre” que Jesús menciona ahí? ¿Estará hablando de otro que no es él? ¿Explicará eso el porqué no quiere que lo identifiquen como el Mesías? Pero entonces hay un salto, como si faltara parte de la narrativa, porque pasa a la pregunta directa, “Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?”. Estaban hablando en

Una mirada al Concilio

Tengo la satisfacción de haber sido entrevistado y aparecer en el periódico católico de Puerto Rico, El Visitante. Lo pongo aquí por recomendación de otra persona, como algo conveniente. Sólo tengo que comentar que no soy teólogo, ni mi libro pretende ser una obra de teología desarrollada por un teólogo. Es de teología, pero la del Concilio, y la de los supuestos y conceptos que sirvieron de trasfondo al Concilio, no la teología mía. Sobre todo, la publicación pretender ser un manual de trabajo para los que deseen entrar en ese mundo teológico del Concilio. En todo caso soy un "reportero-teólogo". ..............