En Norteamérica pareciera que para los católicos el asunto del aborto es más importante que cualquier otro dogma de fe. Algo parecido encontramos en los partidos políticos que llevan su ideología con unción religiosa; hay ciertos temas que no admiten discusión. De la misma manera, pareciera que para algunos católicos la adoración del Santísimo es la expresión máxima de la fe y de la vida espiritual. Pasaría lo mismo en otra época cuando ser católico y rezar el rosario iban de suyo. Entre tanto muchos clérigos y muchos religiosos y muchos católicos no tenían idea de lo que es ser un ser humano decente. Mucho menos tenían un sentido cristiano de amor al prójimo. Recuerdo cuando el papa Juan Pablo II fue a México en 1979, poco tiempo después de la desaparición del papa Pablo VI, su antecesor, que hasta entonces estuvo llevando a la práctica las implicaciones del concilio Vaticano II. En aquel momento el nuevo papa anunció que volvería a promover las devociones populares. El caso m
Carlos Ramos Mattei