Durante el ciclo C, el eje de nuestro alimento litúrgico dominical es la lectura continua del evangelio de San Lucas. Ya de hecho comenzamos a leer este evangelio desde Adviento, con las escenas de la Anunciación, la visita a la prima Isabel, y el nacimiento en Belén. Luego está la escena del bautismo del Señor y ahora, el comienzo de la vida pública de Jesús. Los evangelios dan motivo a pensar que Jesús fue parte del grupo que siguió a Juan Bautista. En la narración de su propio bautismo hay una indicación común, que Jesús en ese momento fue revelado como lleno del Espíritu de Dios. El mismo Juan anunciaba que llegaba uno que bautizaría con el Espíritu Santo y fuego (Lucas 3,16-23). Entonces, nos dicen los evangelios, Jesús bajó de Nazaret y se puso a vivir a las orillas del lago de Galilea, en Cafarnaúm (Mateo 4,13). Los evangelios también nos cuentan de que, al enterarse de la muerte de Juan Bautista, comenzó él a visitar las sinagogas por toda Galilea (Mateo 4,12-23).
Carlos Ramos Mattei