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NAVIDAD: PAZ

Recuerdo en una ocasión, a un predicador de aquellos izquierdistas puertorriqueños de la década de 1960, que subrayó el mensaje «subversivo» del Magnificat de la Virgen, como en  Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador… 'Derribó a los potentados' de sus tronos 'y exaltó a los humildes.’ 'A los hambrientos colmó de bienes' y despidió a los ricos sin nada. El problema con esa interpretación del mensaje subversivo del evangelio, es que propone como ideal estar alegres por la venganza de Dios contra los poderosos y los ricos. Propone que nos alegremos a costa de la desgracia de los que oprimen a los humildes, a los pobres, a los ricos.  Un Magnificat izquierdista Eso no cuadra con la idea del «Príncipe de la paz».  A la misma vez, si admitimos que eso no cuadra con la actitud cristiana qué vamos a decir, ¿que a Dios no le importa que unos sinvergüenzas se salgan con la suya? Lo primero, que habría que analiza

Domingo 4° de Adviento, Ciclo A

Este domingo el protagonista del evangelio es San José. Pero el enfoque siempre es la celebración del nacimiento del Hijo de Dios. La primera lectura nos presenta el pasaje profético de Isaías 7,10-14: «Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa ‘Dios-con-nosotros’.»  De esa manera desde el comienzo se nos llama la atención hacia la Virgen y el nacimiento de Jesús.  El salmo responsorial corresponde al salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6. Es el salmo que se canta o recita para las fiestas de la Virgen María:  Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. ¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. En esta ocasión los versículos del salmo aplican a San José: el hombre de manos inocentes y de puro corazón. La seg

Domingo 3° de Adviento, Ciclo A

Tradicionalmente, este domingo es todo uno de alegría. Por eso el celebrante viste de rosado, en vez del morado de Adviento. Esto en realidad es algo opcional, no estrictamente impuesto, en la medida que en algunas parroquias no hay dinero para comprar vestimentas litúrgicas para sólo usarlas en dos ocasiones al año. También se supone que ahora se ponen flores y adornos en el presbiterio, cosa que normalmente no va con el espíritu de la pequeña cuaresma de Adviento.  Hasta 1965 en las misas pontificales y cantadas en latín el canto antifonal de entrada comenzaba con las palabras del « Gaudéte » de San Pablo en Filipenses 4,4-6: Gaudéte in Domino  semper: íterum dico, gaudéte; Estén siempre alegres en el Señor: insisto, alégrense . La traducción del misal que uso (que me regalaron las Hermanas Carmelitas de Vedruna, de la Universidad Católica de Ponce, allá por 1962) pone, «Gozaos en el Señor…» En la primera lectura (Isaías 35,1-6.10) se anuncian los tiempos mesiánicos en

La Inmaculada Concepción

Desde tiempos antiguos se venera la Virgen como "la Inmaculada". Testimonio de esto es el ícono del siglo 11 que vemos arriba. Es una imagen de la Theótokos Panachranta , la "Madre de Dios Toda Inmaculada". Nótese cómo en la iconografía cristiana se expresa también una teología. La Madre Inmaculada se venera presentando a su Hijo, y como asociada a Jesús. Sin el Hijo, la veneración de la madre pierde su sentido. En época de la Reforma y la Contrarreforma la liturgia y la iconografía se pusieron también al servicio de las guerras de religión, lo que en Norteamérica llaman "las guerras culturales" entre los políticamente correctos y los que eso les trae sin cuidado. Los evangélicos-protestantes eliminaron las imágenes. Y entonces utilizaron la Biblia y las citas bíblicas como un martillo, un mazo, contra los católicos. Los católicos por su parte utilizaron las imágenes como su propio martillo para responder. Y también usaron la liturgia, elevando la h