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NAVIDAD: PAZ





Recuerdo en una ocasión, a un predicador de aquellos izquierdistas puertorriqueños de la década de 1960, que subrayó el mensaje «subversivo» del Magnificat de la Virgen, como en 
Engrandece mi alma al Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador…
'Derribó a los potentados' de sus tronos 'y exaltó a los humildes.’
'A los hambrientos colmó de bienes' y despidió a los ricos sin nada.

El problema con esa interpretación del mensaje subversivo del evangelio, es que propone como ideal estar alegres por la venganza de Dios contra los poderosos y los ricos. Propone que nos alegremos a costa de la desgracia de los que oprimen a los humildes, a los pobres, a los ricos. 
Un Magnificat izquierdista
Eso no cuadra con la idea del «Príncipe de la paz». 
A la misma vez, si admitimos que eso no cuadra con la actitud cristiana qué vamos a decir, ¿que a Dios no le importa que unos sinvergüenzas se salgan con la suya?
  1. Lo primero, que habría que analizar el texto como pasaje bíblico. 
  2. Luego, habría que ver cómo eso aplica a nuestra inquietud: ¿Dios castiga, tolera, respalda la guerra contra «los malos»?
  3. Aparte de eso, ¿qué significa ser «malo»? —si en la vida es inevitable entrar en los juegos de poder y la lucha por la vida misma. 
  4. Y por ahí sigue nuestro pensar que acaba, pero no termina, como decía Ortega y Gasset; que se toma descansos para seguir de nuevo. 
No es posible abarcar todos esos puntos, todo ese material en este breve ensayo. 
Vamos tomar el pasaje bíblico, para apenas empezar a tocar el asunto.
De inmediato nos topamos con el hecho de que no es posible que el concepto de «pobres» y «oprimidos» haya significado lo mismo que hoy día.
Me limito a las notas al calce de la Biblia de Jerusalén.
  1. El canto de la Virgen María en Lucas 1,45ss está inspirado en 1 Samuel 2,1-10.
    • En ambos casos (en 1 Samuel y en Lucas)  está expresando la alegría de haber salido encinta para que se cumplan los designios de Dios.
    • Los designios de Dios son motivo de alegría para los pobres, los anowim.
  1. Los pobres, por ser pobres, están preparados para el Día de Yahvé.
    • Esto lo encontramos en el profeta Sofonías 2,3ss – «Buscad a Yahveh, vosotros todos, humildes de la tierra, que cumplís sus normas; buscad la justicia, buscad la humildad; quizá encontréis cobijo el Día de la cólera de Yahveh».
      • Los ricos, por ser ricos, puede que no estén preparados para ese día terrible.
      • Eso de estar preparados para el Día de Yahvé es lo que entonces predicó el Bautista y luego Jesús en sus parábolas.
  1. Cito de la nota al calce de la Biblia de Jerusalén a So 2,3:
  • «humildes» o «pobres», en hebreo `anawîm. Los pobres tienen gran importancia en la Biblia. Si la literatura sapiencial tiende a considerar la pobreza, rês, como efecto de la pereza, Pr 10,4 (pero ver Pr 14,21; Pr 18,12), los profetas saben que los pobres son ante todo los oprimidos, `aniyyîm; reclaman justicia para los débiles y pequeños, dal·lîm, y los indigentes, 'ebyônîm, Am 2,6s; Is 10,2; ver Jb 34,28s; Si 4,1s; St 2,2s. El Deuteronomio, siguiendo a Ex 22,20-26 ; Ex 23,6, les hace eco con su legislación humanitaria, Dt 24,10s.
    Con Sofonías, el vocabulario de la pobreza toma un colorido moral y escatológico, So 3,11s; ver Is 49,13; Is 57,14-21; Is 66,2; Sal 22,27 ; Sal 34,3s ; Sal 37,11s; Sal 69,34 ; Sal 74,19; Sal 149,4; ver también Mt 5,3+; Lc 1,52; Lc 6,20; Lc 7,22. Los `anawîm son en una palabra los israelitas sumisos a la voluntad divina.
    En la época de los LXX, el término `anaw (o `anî) expresa cada vez más una idea de altruismo, Za 9,9; ver Si 1,27. A los «pobres» es a quienes será enviado el Mesías, Is 61,1; ver Is 11,4; Sal 72,12s; Lc 4,18. Él mismo será humilde y manso, Za 9,9; ver Mt 11,29; Mt 21,5, y será incluso oprimido, Is 53,4; Sal 22,25 .
Los anowim son en una palabra los israelitas sumisos a la voluntad divina.
Pero los pobres, como sigue explicando la nota al calce, no son personas reprimidas en el sentido de albergar un intenso resentimiento y unos deseos terribles de venganza.
Para la época de la traducción de las Escrituras al griego (los LXX) el término «pobre», anowim, expresa, incluye, la idea de altruismo. Es la idea de vivir y actuar en un espíritu de preocupación por el prójimo.
Esos son «los pobres de espíritu» de las bienaventuranzas como en Mateo 5,3. El lector puede también consultar la nota al calce a ese pasaje de las bienaventuranzas.
Los pobres descubren a Dios-con-nosotros y alaban al Creador

************
En torno al tema de las pobres ha habido unos cuantos malentendidos.

  • En el cristianismo tradicional ha habido la confusión de pensar en la pobreza como una virtud, por influencia de los estoicos de la antigüedad.

    • Trabajar este tema de los estoicos y los cristianos de los primeros 3 siglos requiere más espacio que este breve ensayo.
      • Baste señalar que «pobreza», «pobres» no significó exactamente lo mismo para los judíos (los judíos del cristianismo primero, una secta judía) que para los helenistas del mundo grecorromano (que se unieron a la secta judía).
    • Baste observar los apuntes arriba sobre el concepto de los anowim
    • Lo estoicos, por otro lado, disfrutaban de ser «cínicos», de burlarse de la sociedad y lo que luego se ha denominado como «la respetabilidad burguesa». 
      • Los aristócratas del siglo 18-19 se comportaban de acuerdo a unos códigos de nobleza y en esos términos se respetaban unos a los otros: «nobleza obliga». 
      • Pero los burgueses son unos snobs, gente sine nobile status, de donde viene la palabra «snob». No tenían derecho a exigir respeto, ni tenían una idea de lo que es actuar por razón de una obligación de nobleza. Esa es la respetabilidad burguesa, algo hueco, a base de lo que no hay derecho a exigir admiración ni respeto.
      • Pues bien, a eso es lo que se refiere el cinismo de los estoicos del helenismo. Los burgueses «respetables» son unos «honorables» como los de nuestro gobierno: ignorantones con autoridad, gente peligrosísima al modo de los mafiosos «respetables» de Hollywood, tan bien vestidos y con autos de lujo. Nada peor que un morón con autoridad y peor aun si se pone a tener iniciativa. 
      • En ese contexto los cínicos y los estoicos se dedican al épater la bourgeoisie, a escandalizar y provocar a la burguesía. La pobreza es como un mazo de guerra y se esgrime como algunos fanáticos religiosos esgrimen los textos bíblicos.
    • En medio de la sociedad establecida –la sociedad civilizada, la de la ciudad, la de la civis, la de la gente con «urbanismo»– un cristiano puede no encontrar cómo abrirse camino. 
      • En la sociedad agrícola judía no había problema con ser «persona decente». En la sociedad urbana y civilizada, no es posible ser cristiano decente. Por eso los cristianos, al salir al ancho mundo del Mediterráneo, se toparon con la aparente alternativa: eres como ellos, los que triunfan «en el mundo», o te retiras del juego, al desierto. Así nacieron los padres del desierto que entonces encontraron natural el ideal de los estoicos. 
      • A partir de aquel momento el cristianismo se dividió entre los cristianos de primera clase, los «numerarios» como todavía les llaman en algunos grupos religiosos, los puros de un lado; del otro lado, los cristianos de segunda clase, los «supernumerarios», los que andan por ahí contaminados por el contacto con el mundo y que viven en el valle de lágrimas. 
    • Pero si volvemos a las Escrituras, lo que quería decir «pobreza», «pobres», no encontramos eso de que la pobreza sea una virtud, ni que ser rico contamine a una persona y lo convierta en un pecador sin remedio y sin rescate.

Por tanto, no aplica aquí la crítica que hicieron Schopenhauer y Nietzsche a los judíos, que también aplicaría a los cristianos según ellos, de que los judíos son despreciables por su espíritu de resentimiento y venganza. Que por eso debilitan la civilización occidental germánica al promover una humildad enfermiza. Se equivocaron ellos. La hostilidad hacia judíos y cristianos enfermizos, envidiosos, resentidos, no tiene razón de ser.
Curas armados Plaza de toros, Pamplona (Guerra Civil)
Por eso tampoco es justificable un cristianismo al estilo del sacerdote Camilo Torres que se unió a la guerrilla colombiana para empuñar un rifle. Pasó lo mismo con los clérigos y monjas que hicieron lo mismo en la Guerra Civil española. 
Lo que define a uno en términos cristianos es la decisión fundamental de lo que uno hace con su vida, o la actitud fundamental con que uno vive su vida. Un cristiano puede haber cometido un homicidio en un momento dado; puede haber vivido sólo para el dinero, la bebida, el juego y las mujeres (la manera clásica de definir al hijo pródigo). Pero si uno endereza su orientación, como lo hicieron tantos en el Nuevo Testamento –Zaqueo, la Magdalena, la samaritana del pozo, el centurión y así sucesivamente– entonces qué más da si uno es rico, es pobre. Lo fundamental es la orientación de vida con que uno vive.
Cuando uno cae en cuenta de esto, se da cuenta que Dios lo ha visitado a uno. Entonces la reacción es la alegría que han tenido todos los que han tenido este encuentro fundamental con Cristo. Y entonces como María uno responde a esa experiencia y rompe a cantar la alabanza a Dios.

Ahí está Jesús en esta Navidad: «Dios con nosotros».

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