En días recientes apareció en la sección de cartas al lector del New York Times algo que cuadra muy bien con lo que en una ocasión le estuve presentando a un grupo en una presentación de mi libro. Se trata de Mon. Harry Byrne, ex canciller de la arquidiócesis de Nueva York. En mi traducción, la carta dice lo siguiente.
"[Difiero de la opinión de los que plantean] que el celibato obligatorio se basa sobre todo en una infravaloración de las mujeres. Eso es cierto en parte. Pero la razón primordial [para imponer el celibato obligatorio a los sacerdotes] fue la de proteger los derechos de propiedad de la Iglesia Católica.
"Los sacerdotes casados le estaban dejando a sus hijos [en herencia] huertos, viñedos, y otras propiedades de las parroquias locales. Para poner fin a esto, los papas del siglo XI le prohibieron el matrimonio a los sacerdotes a pesar de la fuerte oposición de parte de algunos obispos y de la mayoría de los sacerdotes.
"El obispo Ulrico de Imola, (Italia) se opuso denodadamente al celibato obligatorio como algo injusto que fácilmente podría conducir a prácticas sexuales aberrantes. Hoy día algunas asociaciones de sacerdotes, particularmente en Austria y en Irlanda, hacen reclamos a favor del celibato opcional, mientras que en su versión obligatoria lo ven más como un mecanismo de control de parte de la jerarquía. Con él [el celibato obligatorio] se determina el salario de los sacerdotes, su destino y lugar de residencia, sus vacaciones y el tipo de vida social que puedan llevar. ¿Nos debemos sorprender porque haya una escasez de vocaciones?"
Es cierto que en el Concilio de Arles en Francia, en el siglo 4, se impuso el celibato, pero no para la Iglesia universal. Solamente se le impuso a los presbíteros de la región. En ocasiones subsiguientes se trató de seguir legislando en el mismo sentido en otros sínodos y concilios, pero sin éxito en el contexto de la Iglesia universal (la "católica"). Fue sólo con el papa Gregorio VII en el siglo 11 que se impuso como norma universal para la Iglesia en Occidente y todavía así pasaron siglos hasta que finalmente la norma fuera obedecida y reconocida en la iglesia latina.
En base a eso es que en diversos momentos he señalado el hecho de los papas casados, sin tener que hacer mención de los obispos y presbíteros casados, que va de suyo.
Desafortunadamente a partir del puritanismo del siglo 17 la vida sexual no se ha apreciado como es debido, en todo su valor positivo, lo mismo que la mujer. Por esto a algunos les puede parecer como un escándalo del papado el que los papas hubiesen estado casados.
Los papas en su historia han cometido muchas barbaridades, sobre todo porque vivían en una época de bárbaros y no podían menos que actuar como bárbaros. Pero en ningún sitio se habla de que entre sus barbaridades haya estado el hecho de estar casados. Muchas otras barbaridades que cometían. Basta ir a las razones por las que se dieron las renuncias al papado en aquellos siglos. El último que renunció hace 600 años no lo hizo de buena gana, sino que tuvo que hacerlo obligado.
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Comentarios
Te soy sincero: no tengo nada en contra de que la mujer pueda ser sacerdote, lo único que encuentro en contra es que de momento Roma dice que no es posible y que lo tiene definido (cosa que no me parece que no es cierta, pero bueno, la supuesta definición dada por Juan Pablo II y carente de la formalidad necesaria gustó a cierto ambiente, y la dan por buena).
Lo que no veo es que la cuestiónd el celibato tenga que ver, más que remotamente, con al cuestiónd el sacerdocio femenino. Uno es un asunto dogmático, o bien para algunos de praxis eclesial, pero innegablemente arraigado en los inicios, mientras que lo otro es una decisión disciplinaria. Mezclándolos lo único que se consigue es polarizar opiniones.