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Segundo domingo de Pascua, Ciclo A



Imaginemos por un momento que Jesús hubiese sido acusado y procesado hoy día. Imaginemos que hubiese sido ejecutado en la silla eléctrica. 
Es decir, imaginemos que el símbolo de nuestra fe no fuese una cruz, sino una silla eléctrica. Pero eso en sí no importa. Lo importante no es que murió, ni cómo murió.
Pongámonos en la posición de los primeros cristianos. 
Francis Bacon,
Estudio del Inocencio X, de Velázquez
Digamos que a Jesús lo ejecutaron, lo electrocutaron, el año pasado para estas fechas. 
¿Cuál será el sentido de nuestra celebración de Jueves Santo, de Viernes Santo?
¿Vamos a enfocarnos en la humillación y el sufrimiento de un campeón derrotado?
¿Vamos a pasarnos el Viernes Santo concentrándonos en contemplar la silla eléctrica en que lo mataron?
Miremos como miraron los primeros cristianos. ¿Qué vieron?
¿Un hombre retorcido de dolor?
No, claro que no. 
Notar que la representación de la santa cruz no aparece hasta época constantiniana, unos trescientos ochenta años más tarde. Y aun así, aparece como una cruz enjoyada, signo de triunfo.
Santa Pudenciana

Eso de su sufrimiento y modo de ejecución no es tan importante.
Lo importante es que resucitó. 
Eso es lo que es importante recapturar de los primeros cristianos. 
Resucitó. Está vivo.
Esa es la fe pascual cristiana. 
Eso es lo que celebramos al celebrar el Memorial de la Cena del Señor, la celebración de la eucaristía, nuestra reunión para recordar y dar gracias y alabanzas por que Dios está con nosotros.
Pensemos así cómo pensarían los primeros cristianos. Nos reunimos para recordar que Jesús es el Resucitado y de esa manera testimonia que el Reino ha llegado. Nos reunimos para celebrar que somos de los primeros llamados al Reino. 
Lo de su muerte electrocutado es algo que impacta. Pero más impactante es su estar con nosotros por el mero hecho de reunirnos luego de resucitar de entre los muertos.Reino de Dios no es la eucaristía como pan sacramental, ni es el sentimiento concienzudo de ser un pecador salvado. No es un algo, una cosa, ni tampoco una realidad que sólo se da en la dimensión mental, personal. Ese fue el error de muchos, pensar que la realidad es algo mental.
La realidad se presenta a la mente, pero no está en la mente. La mente no es una cosa. Es lo que hemos aclarado después. 
De la misma manera, la dimensión pascual del culto está presente a nuestra mente, pero no consiste en el pan eucarístico. Porque el pan eucarístico es sólo una elemento dentro de la realidad dinámica de la celebración eucarística.

La misa es el centro de la vida cristiana, pero la vida cristiana no se limita a la misa. Poco vale ir a misa diaria si luego salimos a comportarnos como paganos, a vivir esclavos de otros estándares de vida que no son cristianos. Esto no tiene que ver con piedad católica. 

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