El tema de hoy es la humildad
La primera lectura está tomada del libro del Eclesiástico (Sirac) 3,17-18.20.28-29. “Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que el hombre generoso”.
La segunda lectura está tomada de la Carta de San Pablo a los hebreos. Los cristianos tenemos el privilegio de habernos acercado a Dios y a la asamblea de los santos. Recordemos que una imagen del cielo es la de un banquete.
En la tercera lectura, el evangelio, Jesús predica con una parábola. Están los que llegan a un banquete y se sientan en los primeros asientos y se corren el peligro de que llegue uno de más categoría y tengan que dejarle el asiento al frente, para ellos terminar sentados en los últimos asientos. Los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. El que se ensalza, será humillado.
Valga subrayar que no fue el que llegó después, el que desplazó al que llegó primero. El que decidió quién va a dónde fue el que invitó a la fiesta. También está diciendo que no somos nosotros los que decidimos nuestra valía, sino que es Dios el que nos asigna el puesto.
Cuando Dios es el que decide, ¿qué tiene uno que decir?
Basta con ser agradecido. Ya es bastante que Dios nos ha llamado a la compañía de los hermanos en la comunidad cristiana, como apunta la segunda lectura de la Carta a los hebreos. Está el ejemplo de los puertorriqueños que llegan a competir en las Olimpiadas. Ya con ser parte del equipo, ya eso es motivo de orgullo.
Otra cosa es ser "parejero" y ser un engreído.
También están los miembros de grupos católicos y de otras denominaciones (como los que van de casa en casa tratando de convencer a la gente) que se sienten los escogidos, con sus complejos mesiánicos.
El verdadero cristiano se da cuenta que no merecemos la gracia que Dios nos brinda, el sólo hecho de que Dios nos lleva a escuchar el evangelio y ser parte del Reino, es decir, del ser invitados al banquete.
Invito a ver mis apuntes sobre las lecturas de este domingo, del 2016. También están las del 2019.
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