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Domingo 25 del Tiempo Ordinario, Ciclo C

 

El tema de este domingo es la astucia propia del cristiano

La primera lectura para este domingo está tomada del profeta Amós. En esta lectura ataca a los que sólo piensan en sus ganancias y sus riquezas, sin importarles que con su actividad causan mucha miseria. Son los comerciantes sin escrúpulos que hacen trampa en sus negocios y hasta llegan a traficar con seres humanos. 

En esta lectura de Amós tenemos evidencia de una práctica que duró siglos, que fue la trata de esclavos de todas las razas y naciones. Como ejemplo de lo difundida que fue esta práctica lo vemos en el caso del filósofo Platón que fue puesto en venta en el mercado de Siracusa. 

También vemos la práctica de mezclar trigo bueno con la paja o "salvado" de trigo, con tal de abultar las fanegas a la venta, haciéndolas más pesadas también. 

De esta manera Amós denuncia a nombre de Dios a todos esos que se obsesionan por el dinero y no les importa lo que pueda resultar de sus actos, como la contaminación y la destrucción ecológica del planeta. 

En época de Jesús se podía identificar al comerciante codicioso culpable de causar muchos sufrimientos y males. Hoy día tenemos grandes multinacionales sin rostro y al igual que los nazis los empleados con esas grandes empresas pueden ampararse o excusarse diciendo que sólo obedecen órdenes de los superiores.

Para enfrentarse a esas grandes organizaciones hay que dejarlas a un lado y fijarse en los problemas mismos. Y esos problemas sólo pueden confrontarse de modo colectivo. La virtud de la justicia social sólo se puede ejercer al modo de organizaciones alternas, de una acción de grupos que busquen garantizar el bien común. 

En la tercera lectura, el evangelio, Jesús presenta la parábola del siervo astuto que al ver que lo iban a despedir, dedicó sus últimos días en el puesto a granjearse la buena voluntad de los deudores de su amo. Jesús no lo presenta para que imitemos lo que él hizo, sino la astucia que tuvo, el interés que tuvo en salvarse que lo llevó a agenciarse su salvación de esa manera. Nosotros, los hijos de la luz, deberíamos tener ese mismo interés apasionado en salvarnos, en entrar al Reino de los cielos. Al final del evangelio va añadida otro señalamiento de Jesús, quizás de otro momento en que lo haya dicho, "Nadie puede servir a Dios y al dinero" a la misma vez.  



Invito a ver mis apuntes del 2016, con más detalles sobre las lecturas.

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