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Mostrando las entradas con la etiqueta cuaresma

4º Domingo de cuaresma, Ciclo A

En el evangelio de hoy Jesús cura un ciego de nacimiento. Los discípulos preguntan: ¿Quién pecó, él o sus padres? "Ni él, ni sus padres," les dice Jesús. Esto significa que el ciego es inocente y sin embargo está ahí, como un mendigo a la orilla del camino, y ciego. El ciego de nacimiento nos representa a todos nosotros. Sufrimos, por culpa del pecado de nuestros padres (Adán y Eva). Pero somos inocentes. Esto lo podemos decir sobre todo hoy, cuando aceptamos con los estudiosos de la Biblia que Adán y Eva son un símbolo, no es que existieron literalmente. En los evangelios no se habla del pecado original, ni Jesús se presenta como el que va a inmolarse para que ya no suframos las consecuencias del pecado original. Jesús tampoco habla de un Padre airado, ofendido infinitamente por el pecado de Adán y Eva, de manera que requiera un sacrificio con valor infinito para satisfacer su orgullo herido. El Padre no es un Dios de venganzas. Al menos eso no es lo que encon

2º Domingo de Cuaresma, Ciclo A

Para este domingo he preparado un vídeo de reflexiones en mi canal de YouTube que tiene el mismo nombre de este Blog, "Reflexiones de cristiano". Se puede ver en este enlace . Aparte de esos apuntes sobre las lecturas de este domingo propongo los siguientes párrafos para reflexionar también. La paz del cristiano Uno siente ansiedad y zozobra cuando desea que algo suceda pero no sabe si eso sucederá. Es un mecanismo psicológico que han usado los escritores de novelas y guiones de Hollywood. El héroe esta en percances difíciles y su futuro es incierto. Esto provoca que uno se enfoque con toda su atención a lo que está sucediendo.  El héroe de nuestra vida es cada uno de nosotros.  Pero para el cristiano el héroe de nuestra vida es Jesús. Y Jesús venció el pecado y la muerte. De ahí la seguridad del cristiano: el desenlace de nuestra vida, ya lo sabemos.  Por eso el cristiano está en paz. Ya sabemos el desenlace de nuestra vida.

Domingo 5° de Cuaresma, Ciclo C

El evangelio de hoy narra el episodio en que le traen a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio.  Adulterio y pecado Tradicionalmente veíamos esta narración (igual que la de la parábola del hijo pródigo del domingo pasado) en términos del arrepentimiento del pecador, la compasión de Jesús, el perdón de los pecados.  Con el Concilio Vaticano II comenzamos a visualizar la dimensión social del evangelio, la fe, el reino de Dios. Como fue natural, en la época moderna (el Kempis, Santa Teresa de Ávila, Descartes, por mencionar tres ejemplos ilustrativos) la fe es asunto interno. No hay que salir fuera de sí mismo, el itinerario de viaje hacia Dios es algo mental, espiritual. No es que haya que descartar eso como un error. Es una idea que se remonta a los tiempos de San Agustín y antes, a Platón.  Está la dimensión espiritual de la fe, pero eso no es todo. Está la dimensión social, que es la expresión material de la fe personal. La comunidad eclesial es el lugar de la fe. La

Domingo 4° de Cuaresma, Ciclo C

En el evangelio de hoy se relata la parábola del hijo pródigo.  “Pródigo” quiere decir, “botarate”, despilfarrador, manirroto. Es el cuento del hijo que toma su parte de la herencia de su padre y la derrocha irresponsablemente. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. El hijo cae en cuenta de lo que ha hecho y entonces vuelve a la casa del padre. Llama la atención la figura del hijo pródigo, de ahí la designación tradicional, el nombre que tiene entre las demás parábolas. No obstante, también se presta para verse como la parábola del padre misericordioso, comprensivo. El padre lo que ve es que el hijo volvió. Eso es lo que ve. No ve que fue un irresponsable. Alguien podría decir que es un padre consentidor. Que reciba al hijo y hasta organice una fiesta porque volvió es pasar por alto que fue un sinvergüenza, un bribón, un calavera insensato.  Es lo que resiente el hermano cuando ve que hay fiesta en su casa. La parábola también podría llamarse “la del hermano resent

Domingo 3° de Cuaresma, Ciclo C

El evangelio de hoy nos cuenta (Lucas 13,1ss ) que algunos de sus seguidores se acercaron a Jesús comentando sobre unos galileos que los soldados de Pilato mataron cuando estaban preparando un sacrificio. Jesús entonces les aclara: que hayan sufrido una muerte así no significa que eran más pecadores que los demás galileos. El enfoque Las narraciones de los evangelios pueden entenderse de varias maneras, todas ellas dentro del contexto más amplio de nuestra fe cristiana. Los estudiosos hablan de unos como niveles arqueológicos. Está el sentido del momento primero; luego, la manera que se tomó el episodio posteriormente en diversas etapas del crecimiento del cristianismo.  Atención: no hay que asumir que el hecho de poder entrever más de un sentido en las narraciones pueda estar en conflicto con nuestra vida de fe como cristianos. Esta reflexión es la de uno que no es experto, ni estudioso de las Escrituras. “No por eso eran más pecadores” Podemos comenzar por plante

Domingo 3° de Adviento, ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Libro de Sofonías 3,14-18a. Comienza con un, “¡Grita de alegría, hija de Sión!” y de esa manera sienta el tono para este domingo. El tema de este domingo es la alegría ante la llegada inminente del Mesías, el Enviado que será el Rey de Israel. Ya llega, como las nubes que traen la lluvia para terminar con la temporada de sequía.  El salmo responsorial para este domingo consiste en un canto, tomado del Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6. Es el canto de alegría que se hace eco de la primera lectura. Dios ya llega. No hay que sentir temor, ni ahora, ni en el futuro. Porque el Señor es nuestra fuerza y él es nuestro salvador.  La segunda lectura está tomada de la Carta de San Pablo a los Filipenses 4,4-7. Continúa el tema de este domingo: “Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense.” Subraya lo que ya encontramos en el canto de Isaías que entonamos a manera de reacción a la primera lectu

Cuaresma

El Buen Pastor, representación de las catacumbas. Como todo lo que presento en mis “Reflexiones”, aquí unas ideas que cuadran con la teología tradicional, aunque su propósito no es teológico, ni deben enmarcarse en el marco de la teología. Son parte de un camino que termina, pero no acaba. Mira nuestra fe en la medida que podemos evocar la fe de los primeros cristianos, aunque sea imposible mirar fuera del campo de visión establecido por nuestra época. Cierto, que no podemos entender el contexto, el trasfondo mental de los primeros discípulos. El evangelio, la Noticia, lo que motiva nuestra alegría: es que con la sola persona de Jesús ya Dios dice que no hay pecado, no hay culpa, él no guarda rencor, no está resentido con nosotros. Sólo espera un cambio de vida en nosotros, lo que es de esperarse de alguien que se entera de esto. La bondad, la misericordia, el perdón de Dios es anterior al suplicio de la cruz.  Si no hay ley, no hay culpa, dice san Pablo. Si no hay culp