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Domingo 2° de Adviento, ciclo C

La primera lectura para este domingo está tomada del libro de Baruc 5,1-9. Se anuncian buenas noticias para el pueblo de Israel, y para nosotros. Le dice Baruc a los israelitas, “Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo”. En cierto modo esta es una continuación de la lectura de Jeremías del domingo anterior. El profeta anuncia que la desgracia del cautiverio babilonio es sólo temporera y que llegará el momento en que Dios los rescatará. Dios no se olvida de su pueblo. Vendrá, llegará. “Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente,” proclama Baruc. Los israelitas vendrán del destierro y de la Dispersión para reunirse en torno a la ciudad de David. Será un día de gozo. Se marcharon encadenados, esclavizados. Ahora vuelven libres, “como llevados en carroza real”.  “Dios ha mandado abajarse a todos los montes elevados, a todas las colinas encumbradas, ha mandado que se llenen los barrancos

Domingo 10 del Tiempo ordinario, Ciclo B

Isaac Van Osten, El paraíso . Adán y Eva están a la distancia, derecha. La primera lectura para este domingo está tomada del libro del Génesis, capítulo 3, versículos 9 al 15. Narra el momento en que Adán y Eva se esconden entre la maleza cuando Dios llega paseándose por el Edén como un hacendado que voltea la finca. Dios los llama y ellos le dicen que tienen miedo a salir porque están desnudos. De inmediato Dios sabe que comieron del fruto prohibido.  El fruto prohibido no fue una manzana, porque en la región de Iraq (donde tradicionalmente se ubica el Edén) no hay manzanas. Eso recuerda la representación de Jesús como un alemán de ojos claros y cabellos rubios. Pero eso no es importante, porque lo importante es el punto del relato. Dios puso una regla y los seres humanos desobedecieron.  Cuando Dios reclama, cada uno se canta inocente. Adán le echa la culpa a Eva; Eva a la serpiente.  De inmediato surgen puntos a meditar. En el Edén no hubo taquígrafo, secretario, tes

El bautismo del Espíritu

Al reflexionar sobre el Espíritu Santo podríamos hacer teología. Podríamos enfocar en la naturaleza del Espíritu de Dios. También podemos retrotraernos a mirar “desde abajo”, desde el punto de vista de los que reciben ese espíritu. Por ejemplo, cómo saber si lo que anima a una persona es Dios, o el demonio.  Católicos matando a protestantes. De partida, es de esperarse que una persona animada por el Espíritu de Dios no haga llamados a la guerra, o a la muerte de alguien. Ciertamente no tiene sentido que uno diga tener el espíritu del arcángel San Miguel, como el curandero de Pontevedra arrestado en estos días, mientras dice que limpiará el alma de una chica mediante relaciones sexuales. (Ver mis otros apuntes de esta semana sobre “Razón y mística” .)  Esa fue una de las razones para titubear sobre las apariciones de la Virgen en Medjugorje. La Virgen se estaba apareciendo en todas partes por los alrededores, a todas horas. En una comenzó a amenazar al obispo local con el ca

La Ascensión y las cosas vistas desde abajo

Es natural. Espontáneamente uno piensa que hay espíritus. Sin razonar mucho uno piensa que uno está en este mundo como un espíritu en un cuerpo. Hasta lo que sé, todas las sociedades, todas las culturas, han planteado la existencia de una dimensión espiritual. Si una mira el mundo “desde arriba”, creyéndose que sabe cómo son los cosas, entonces es cuando de veras uno no se da cuenta de cómo son las cosas. Mirar el mundo desde los dogmas es un modo de estar ciego. Por eso Jesús denunció a los fariseos, por creerse en la verdad, sin pensarlo dos veces.  En los tiempos modernos mirar el mundo en términos “materiales” es también mirar al modo dogmático. Pensar que sólo está la “materia” y del resto, supersticiones, es también una manera de estar ciego.  Para “ver” lo que “hay” es necesario mirar “desde abajo”, conscientes de lo que se supone que haya según lo establecido “desde arriba”. Arriba están los dogmas, las ideas establecidas, que nos pueden cegar a la realidad. Heidegger

Domingo 28, Tiempo Ordinario, Ciclo C

Primera Lectura Segundo Libro de los Reyes 5,14-17. Naamán, general de las tropas sirias le pidió ayuda a Eliseo para curar su enfermedad, tenía lepra. En vez de tratarlo al estilo de la brujería el profeta le dijo que tenía que ir a bañarse al río Jordán. El sirio quizás pensó que se burlaba de él, pero después decidió bañarse en el río y se dio el milagro de la cura. Naamán se alegró en cantidad y volvió a donde estaba Eliseo (estamos hablando de un intervalo de días probablemente). Llegó alabando a Dios, "Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra, a no ser en Israel. Acepta, te lo ruego, un presente de tu servidor". Eliseo entonces le acepta un pedazo de terreno y bienes equivalentes a la carga de dos mulas.  Esta primera lectura presenta el tema de hoy, el de un leproso agradecido alabando a Dios por haber sido curado. Naamán se curó porque tuve fe en las palabras del profeta como inspiradas por Dios mismo.   Naamán procuró ayuda del profeta E

Domingo 22, Tiempo Ordinario, Ciclo C

Jordaens, Diógenes el cínico Primera Lectura Sirac 3,17-18.20.28-29. El pasaje de la primera lectura anuncia el tema que encontraremos en el evangelio de hoy, la humildad: “Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que el hombre generoso”. Es mejor hacerse pequeño en las grandezas humanas y así Dios nos mirará con agrado. Porque Dios revela sus secretos a los humildes.  Por eso, porque sólo los humildes conocen los secretos de Dios, es una pérdida de tiempo tratar de “curar las heridas” de los cínicos, nos dice. Los humildes son sabios y aprecian las palabras de los sabios y esa sabiduría les dará alegría. No hay que curar las heridas de los cínicos. En aquella época los filósofos de la escuela de los cínicos a menudo vivían como deambulantes, al estilo de Diógenes el cínico. Se les veía sucios y abandonados, mientras se reían de los que pasaban en sus afanes por “las cosas de este mundo”. Tenían llagas en su cuerpo, igual que los deambulante